jueves, 17 de septiembre de 2015
Ella me dijo
Ella me dijo que jamás sucedería y yo en mi infinita soberbia lo dudé. No pude ver sus ojos al decírmelo, no pude mirar su rostro al pensar en ello, ¡sólo porque no quería hacerlo! Quería ganarla a toda costa y la perdí por entero.
Ella me dijo de la forma más amable que yo era inconcebible en su vida y su futuro, tal y como yo me veía, pero yo y mi egocentrismo sólo pudimos ver un par de palabras ensayadas, un discurso producto de una educación que incluso yo recibí. Y me cegó la esperanza...
Ella sacó la artillería pesada del desdén y el "ódiame tantito", pero yo lo eludí todo como el mejor boxeador, me abracé a su vanidad y la alimenté, la seduje para que no me abandonara, la ensalcé con cuanto recurso literario disponía.
¡Y al fin me di cuenta! Que me dejó porque soy improbable -porque jamás me atreveré a decir que existe algo imposible en asuntos humanos- de existir como en mi fantasía o mi deseo por ella me susurraba. Y por fin me di cuenta que tampoco se fue lo que pienso de ella, ¡que tapé el Sol con un dedo! Y que ahora me está quemando el amor por ti.
Me lo guardaré, claro que sí.
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