En el año 2007 comencé a leerlo, venía solamente el libro primero en la antología de textos que llevábamos durante la preparatoria. Desde el primer momento fue un libro que me cautivó, digamos que estaba destinada a identificarme con Werther, con su desamor, ¡con su concepción del amor!, incluso con muchas de sus reflexiones sobre la vida humana. Es una historia cautivante de principio a fin, vívida, desgarradora. Cuando comencé con su lectura ya sabía el final, la maestra no podía dejar de arruinarlo, sin embargo, por más que conocemos el desenlace de una historia nos sigue intrigando el desarrollo, claro que sí, y más aún en una historia como esta, donde la pregunta que nos atormenta en todo momento, que ansía ser contestada es: ¿por qué se suicida Werther?
El desamor nunca es suficiente razón para el suicidio por sí sola, incluso para Werther aplicó esto. El autor narra cómo fue apoderándose de su personaje todas las desventuras de su vida, sus fracasos, su tendencia hacia el suicidio –pues reflexionaba ampliamente sobre él–. Era como si estuviera dentro de sus posibilidades desde siempre, al final lo justifica como un retorno al creador, a su Dios, a su Padre que lo esperará con los brazos abiertos.
No dejo de pensar que es un arma de doble filo, por un lado es una de las obras más sublimes que he leído y el amor así plasmado sobrepasaría las expectativas de cualquiera, sin embargo, y por otro lado, es como un manual que justifica e incentiva el suicidio de los corazones más puros a quienes la vida les es particularmente difícil. He de aceptarlo, es una novela sublime, extraordinaria, habla de la originalidad del autor y su autenticidad, pero un corazón tan sensible puede sucumbir ante argumentos como aquéllos. Por ejemplo, hace alusión a las limitaciones del hombre, que todos podemos soportar cierto grado de tristeza, de alegría o de desilusión, pero que una vez sobrepasado el umbral, el hombre termina por consumirse como lo pudiera hacer por una fiebre.
Ahora viene lo bueno, lo que me pareció el colmo del desconsuelo. Todos nos hacemos a la idea de que Werther morirá antes siquiera de abrir el libro, y podemos tenerle consideración, lo leemos con avidez y simpatía, yo creo que lo más que podemos sentir por él es compasión, todo bien, todo normal, ¡hasta que llegas a enterarte que Charlotte le corresponde! El corazón más puro del Universo tuvo que sacrificarse porque supuestamente su amor jamás podría ser correspondido, ¡pero lo fue! ¡Lo era! Y bueno, al final lo sabe, pero es cuando entra la imposibilidad social, circunstancial, moral, y demás. Si una persona pudiera guiarse solamente por el amor no habría tanto desmadre, tanto sufrimiento.
¿Cuántas veces no hemos escuchado eso de “el amor no es suficiente”? ¿Qué es suficiente entonces? ¿Sólo si se tiene amor, dinero y un montón de circunstancias sociales compartidas es posible compartir una vida? ¡Bitch please! He aquí un auténtico romántico: yo.
Por si fuera poco todo lo anterior, terminas enterándote que la novela se recreó a base de dos historias verídicas: el enamoramiento de Goethe por Charlotte Buff; y el suicidio de Karl Wilhelm Jerusalem –conocido del autor– que se dio un tiro en la cabeza al no soportar el peso del amor imposible que sentía por Elisabeth Herd, una mujer casada.
Finalmente me pongo a pensar en mí, más que nada en el tiempo que ha pasado desde la prepa, cuando leí una parte del libro. En ese entonces tendía a la perfección –si es que puede haber perfección humana alguna vez, era más que nada una imagen de perfección cuadrada la que tenía–, leía demasiado, estudiaba demasiado, quería comerme al mundo y obtener un premio Nobel. ¿Y ahora qué? Tengo trastorno depresivo mayor, me suspendieron de la facultad por no presentar Ética y Antropología (materias de la “Formación General Universitaria”, que en opinión de la mayoría de los estudiantes no sirven para nada), apenas si leo cosas referentes a mi carrera, apenas mi corazón puede sentir algo que no sea como el hierro quemando la carne… Y sin embargo estoy bien, soy la persona más lista que conozco, también la que tiene menor inteligencia emocional, pero eso no detendrá mis pulmones, mi cerebro, o mi corazón. Seguiré viviendo para ver la ironía de mi vida, que todos mis compañeros hacen parecer sus vidas como las más fáciles de vivir, mientras yo no sé qué hacer de la mía, ni cómo apagar esa chispa de hiperracionalidad que se me otorgó, ni ese “océano de fuego” que es mi amor. En fin, quizá algún día pueda compartirles que hice algo válido para las personas de este planeta, por lo pronto no soy más que un reflejo de Werther, ese hombre que dilapidaba su dinero, su intelecto, su vida, y su amor en una sola mujer pues:
“Todo es pasajero, todo perece, pero ni la misma eternidad puede destruir la ardiente vida que ayer recogí en sus labios y que siento dentro de mí.”