martes, 26 de mayo de 2015

Vida bizarra

En el transcurso de lo que llevo este blog he dicho en bastantes ocasiones: la vida es bizarra. Suena algo ocioso, es decir, más de uno concordará conmigo, y si lo digo tantas veces es porque jamás deja de sorprenderme el rumbo tan inesperado que toman las cosas, las vidas de los demás y sobre todo la mía.

Esta semana he descubierto dos cosas: una la influencia de la autoridad y la firmeza; y dos, que puedes vivir sin que te importe absolutamente nada, tirándote a la nada, escurriéndote entre las grietas del sistema opresivo y la sociedad abrumadora. La primera no tiene tanta gracia, sólo que un día regañé a mi sobrina de la misma forma que me regañaron a mí durante mi infancia y reconocí en su rostro el mismo miedo que experimenté tantas veces, se sintió bien jaja, pero fue raro, si lo hice fue porque torturó a mi gata. Suficiente motivo para mí. Lo que rescato fue el impacto que tienen este tipo de actitudes de los adultos para con los niños, al final son cosas que marcan a las personas.

La segunda es espectacular. He descubierto que poco me importa lo que suceda en la vida, no sé cómo explicarlo, es como si mi manera de percibirla fuera bastante cómica. Ejemplo de ello fue hace unos días, estaba tomando cerveza en mi casa, tranquilamente, me sentía bastante drogada por el medicamento también, pero estaba bien, se siente bien evadirse. Luego llega mi hermano y regaña a su novia por estar tomando cerveza conmigo, aunque en realidad sólo es un amargado que quiere fregar, posteriormente dice que le va a "meter un putazo" como me lo dio a mí hace unos 6 años. Le pedí que no se burlara. Se burló. Entonces le aventé un vaso de vidrio y al golpear contra el suelo se incrustaron en su piel los pequeños fragmentos, ¡me burlé! Mi madre amenazó con llamar a la policía y demás, a lo que yo respondí "como si me importara lo que fuera a suceder con mi vida...". Por supuesto que no llamó.

Ya sé que no soy un ejemplo para nada. Lo que quería transmitir -otra vez- es eso de lo cual no se cansaba al repetir Arthur Conan Doyle: la vida es más bizarra que la ficción. Y eso es mucho decir viniendo de él, por las historias tan raras que se sacaba. Son las narraciones de ficción con la trama más atrayente que he leído jamás, eso sin contar con que Sherlock Holmes denota una inteligencia superior por parte de su autor.

En fin, estos últimos días han sido un paraíso para mí pese a todo, pese a que traigo una faringitis nivel dios, pese a mis decepciones amorosas, pese a que soy bagre. Intelectualmente hablando he madurado y me encanta gastarme el día entero leyendo o escribiendo cuentos. La vida es bizarra y cada instante lo único que tenemos es ése mismo instante.

jueves, 21 de mayo de 2015

Crónicas homosexuales de una beoda

Mujeres
Creo que de la primera que me enamoré verdaderamente fue de Graciela, era una niña hermosa, con una sonrisa inigualable y hoyuelos que la magnificaban. Era un poco extraña, le gustaba hacerle un poco al papel de batillo, me mandaba mensajes con una amiga, cuando salíamos de paseo -recuerdo bastante bien una escena en el museo- me tomaba de la mano y así caminábamos por todo el recorrido. Yo quería explotar de emoción, o no sé qué era que me invadía el pecho y se sentía terriblemente bien, aunque aplastante.


Continuamente me dejaba de hablar porque le provocaban celos mi amistad con otras mujeres y eso causaba dos reacciones en mí, las cuales hasta el día de hoy siguen rigiendo mi patética vida amorosa: placer o vanidad por ser celada y provocar precisamente ello. Posteriormente se contentaba, claro, por medio de una amiga, y andábamos como noviecillas precoces de nuevo. Solía tomarme de la cintura colocándose detrás de mí, ya dije que era un poco masculino su comportamiento. ¡Pero me hacía tan jodidamente feliz! Porque creo que hasta entonces era la primera persona que me demostraba afecto más allá de lo físico, me regalaba su tiempo, sus besos y abrazos.


Después me entusiasmé con otras niñas y la dejé esperando las sobras de mi atención, ninguna de las otras vale la pena la mención porque fueron cosas pasajeras y en su conjunto no enamoraban mi sensibilidad.
Hasta que llegó Marlene y me perdí. Era una niña igual o más hermosa que Graciela, lo cierto es que físicamente eran bastante distintas, Marlene era blanca y de ojos algo claros, simétrica, con sonrisa poco particular pero no por ello pasaba desapercibida.
Creo que el encanto de esa mujer residía en su capacidad para manejar el amor de los demás, además de su físico, claro está. La conocí durante un incidente demasiado estúpido, y fue que cuando se daba la repartición de ropa le cayó una prenda interior a otra niña y ambas nos reímos de manera tal que terminamos mirándonos fijamente. Fue como una presentación ineludible, mágica, un "me gustas" con las ojos.


Creo que ahí comenzó mi perdición por las mujeres, ¡demonios! Pareciera que no soy de este planeta cuando me encuentro en este tipo de situaciones. La mayor parte del tiempo me la pasaba con Marlene, jugueteábamos durante el día, platicábamos, nos mirábamos furtiva o descaradamente, éramos dos en uno. Sin embargo, durante la noche era todo un bloque de hielo y sólo hasta el siguiente día podría aspirar a un poco de su anhelado amor.
Recuerdo dos incidentes con ella. El primero sucedió en el baño, un día la perseguí por todo el internado hasta que se encerró en el baño y me las ingenié para entrar, entonces me pegó contra la pared y me colocó las manos hacia arriba. Hubiera dado el alma porque me besara, pero sólo corrimos de allí. El segundo fue cuando salimos de paseo y me tomó de la mano durante el transcurso, era diabólicamente encantadora y hermosa, ¿cómo puede alguien abstenerse a morir de amor en un instante?


Luego salió del internado y me dejó de hablar, pero ni un sólo día que pudo me quitó la vista de encima, y podría jurar pese a que le rogué innumerables veces que me hablara y nunca lo hizo, que ella sentía lo mismo por mí. Soñaba con ella tantos y tantos días que pensé que jamás la sacaría de mi cabeza, estaba celosa de todo el que se acercara a ella, soy una maniática, pero acabó. Duró creo que tres años el encanto.


Hasta que conocí a la mayor historia de amor concebible, es como un cuento, pero creo que sólo sucedió en mi cabeza... Esta tercera mujer -de la cual hablaré posteriormente- me enamoró de manera tal que hizo que cambiara muchísimas cosas. Creo que la amé. Creo que aún la quiero, aunque las circunstancias no se cansen de separarnos.


Luego seguiré con mis crónicas homosexuales.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Who cares?

Alguna vez me dijo la chava que me gustaba que un tipo casi la seduce hablándole de la teoría cuántica y esas cosas, yo sé poco sobre ello, aún cuando veo esporádicamente documentales sobre el Universo y tengo un telescopio con el cual he observado más de lo que alguna vez vería. Me pareció curioso y me dio "justo en el kokoro" como dicen los distintos memes sobre ello. ¿Por qué? Porque la seduje previamente con mis conocimientos literarios pese a que jamás me dio el sí a nada... Había un pequeñísimo detalle en mi conformación: soy una chica. 

Esta mujer era fabulosa, realmente me gustaba mucho, su cara, su porte, su personalidad, su voz, todo en conjunto habría hecho que yo dejara todo cuanto amaba. Sin embargo, siempre tenemos al gran señor de los cielos -el verdadero "señor de los cielos"- que dice que no se puede querer a personas del mismo sexo, esa ha sido mi desgracia innumerables veces, pese a que reconoció que yo era encantadora.

Y lo escribo aquí porque estoy ebria y es mi blog.Y de cierta forma estoy hasta la madre de que siempre me gusten personas que jamás me van a querer, lo que mundanamente se denominan "bugas". A veces -sobre todo en estos días- he pensado que me gustan todas las mujeres, no lo sé, estoy loca, estoy ebria, ¡estoy dopada! Pero "who cares?". Soy una loca muy intensa, o muy romántica, muy lista, muy frustrada. Tengo el corazón roto.

Luego pienso que ¿cómo me van a gustar todas las mujeres? Me gustan del tipo de Katy Perry, o Ximena Sariñana, o algunas rucas de novelas patéticas que tienen ojos azules, tez blanca y pelo negro. Pero nunca tendré una de esas, o quién sabe, a lo mejor me compro una como dice la canción "gastaré toda mi vida en comprar la tuya...". También me gustan las listas, las que son extremadamente listas -o al menos arriba del promedio, porque un IQ impresionante raramente se encuentra-. Me encanta la gente sensible, pero demonios, soy superficial. 

La mujer perfecta es una combinación de todo eso, es como una idea platónica de la mujer perfecta, y tan platónica es como que no existe. Ni siquiera sé por qué soy así, así de superficial, así de necesitada de amor y así de sensible ante la belleza... Sin embargo, soy una buena persona y ahora mismo me gusta otra buena persona que indudablemente está dentro de mis estándares de belleza, ¡soy perversa! But who cares?

También soy extremadamente sensible, pregúntenselo... pregúntenselo a ustedes mismos si me conocen. En fin, seguiré despilfarrando mis escasos recursos y dilapidando el tiempo de mi vida en estupideces trascendentes e intrascendentes. Ya me voy. Ya me fui. 


domingo, 17 de mayo de 2015

No pude evitarlo

Ojalá me quisiera de la manera en que lo hago yo... Porque es hermosa y me ha cautivado desde el instante mismo en que la miré por primera vez.

No pude evitarlo, ver su simetría, su tez, su sonrisa inocente, el cuerpo perfectamente delineado.

No pude evitarlo, que me resultara terriblemente encantadora al sonido de su voz, al movimiento de su cuerpo, a cada uno de sus gestos.

No pude evitarlo, el que me sedujera la idea de pertenecer a su realidad inmediata, que su sensibilidad tocara a mi puerta y yo impaciente la invitara a pasar, a quedarse conmigo.

No pude y no puedo evitar decirle de todas las formas que creo posibles que estoy aquí, completamente idiota, aprendiendo todo lo que me cuenta, deseando todo el tiempo hablar con ella por cualquier medio.

¡Porque me encanta! Porque es irresistible y en este breve lapso de tiempo se ha apoderado de mis sueños y mis desvelos.

Y al final no puedo evitar querer mostrarle que me tiene en sus manos, y precisamente en ellas me quiero quedar.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Hay días que deliras...

Hay veces que te gustaría sacar a alguien de su realidad. Detenerla del incesante rodar de la sucesión de eventos para decirle: te amo de la manera más absurda y poco racional posible.

Te amo y me enamora cada nimiedad proveniente de ti. Me encanta tu sonrisa y la manera en que la vida y el tiempo no inciden si se trata de ti. Me encanta lo absurdo que me parece cada cosa que siento, que sin embargo es lo más profundo que encontrarás si sondeas en mí.

Me encanta que robes cada instante, que lo conviertas en una prolongación tuya, porque coexistes en este Ser, éste que no sabe cómo ponerte las cosas más claras sin tocar la sensibilidad inmediata de tu persona.

Adoro tu vanidad y esa curiosidad por escuchar mis disparates. Cuando me abres una ventana y permites que exponga mis apreciaciones haces que me sienta... No inmensamente feliz, la felicidad es un asunto trillado, me haces explotar o implotar, o una reacción paradójica que hace que nadie pueda creer en mi sensatez.

Y hay días en que no puedo sobrellevar la impaciencia que me da no estar contigo, en un sentido estricto, hablando mis irrelevancias, escondiéndome tras una charla sin sentido con el sólo objeto de mirarte.

martes, 5 de mayo de 2015

En busca de la inmortalidad. ¿Para qué ser inmortal?

El presente escrito pretende contestar las siguientes preguntas: ¿Qué valor podría tener la vida si fuera eterna?, ¿Qué sentido tiene nuestra vida temporal?

1. Si la vida fuera eterna para un ser humano como el que hoy conocemos, probablemente nos llevaríamos la sorpresa de que ya no somos más seres humanos. Básicamente sería una especie de evolución forjada por aquéllos individuos mayormente favorecidos por la selección natural en un sentido intelectual. La solución, como piensan algunos científicos, es erradicar el envejecimiento o curarlo. El meollo del asunto está en cómo y desde qué nivel biológico hay que intervenir en el organismo para lograr dicho objetivo. En cierto artículo1 leí  que era más factible que esto se diera a nivel celular y molecular, pues cuanto más descendemos en la escala biológica mayor dificultad implica.

Partiendo de que el humano ya no será más humano, ¿quién puede predecir sus prioridades, anhelos, forma de pensar o procesar? Quizá en el proceso de transformación estos seres pierdan el lado emocional de la especie, el cual como dice Desmond Morris en su libro "El mono desnudo", es un mecanismo evolutivo que nos permitió el desarrollo y la preservación de la misma.

Y todo lo anterior se hace en pro de cierto fin: darle tiempo a estos seres -hasta ahora temporales- de buscar las respuestas que desde tiempos inmemoriales les han sido negadas. Sacarnos del tormento de lo desconocido o morir en el intento, sólo eso tiene sentido desde mi punto de vista, porque puedo andar flotando por la vida cual hoja al viento, puedo vivir como los otros me dicen, sin embargo, ¿me quedaré esperando a morir para ver si entonces me llegan las respuestas?, ¿jugaré en una Realidad cuyas reglas desconozco?

"La Realidad es una ilusión, pero una muy persistente"... Si no se persigue la verdad -aun si se muere en el intento- siento que el tiempo nos desvanece.

2. Nuestra libertad está limitada precisamente por nuestros límites, válgame la redundancia. Estamos aquí físicamente hablando -y para algunos espiritualmente también- y a partir de ello podemos decidir nuestro actuar y forma de pensar. En palabras más simples: podemos hacer de nuestra vida un papalote. Algunos querrán solamente vivir el momento, otros apegarse a una doctrina religiosa confiando que somos parte del plan de Dios, otros quizá jamás lleguen a preguntarse cuál es el sentido de este desmadre de vida, y todas las combinaciones y opciones posibles...

Todo es válido, porque todos somos libres dentro de nuestros límites, cualquiera elige su concepción del mundo, de la Realidad y consecuentemente su manera de vivir. El sentido de la vida es el que nos plazca, haremos lo que nos plazca.

En lo personal, el sentido de mi vida es la búsqueda de quiénes somos (materialmente, biológicamente, espiritualmente quizá), de dónde venimos y a dónde vamos. Como ya lo he dicho innumerables veces, esto es un proyecto muy ambicioso, el cual sólo podríamos llevar a cabo siendo inmortales y aprovechando todo ese tiempo que se pretende ganar en CONOCER.

He de aclarar en este punto que la búsqueda insaciable de respuestas no está peleada con la consecución de la felicidad y los placeres de la vida, estamos dentro de un cuerpo que tiene emociones y sentimientos que anhelan ser saciados, y de no ser así, lo único que pudiéramos esperar sería dolor y frustración. El dolor puede matarnos cuando es muy intenso, puede arrebatarnos las ganas de todo y llevarnos al suicidio, cosa que sería más que contraproducente. Asi es que hay que manejarlo de la mejor manera y por ello no se debe renunciar a la vida en sociedad o la vida personal. Podemos tenerlo todo, no tener nada, o tener solamente lo que toque a nuestra puerta. La gran elección de la vida.

sábado, 2 de mayo de 2015

Amores de literatura o ilusiones de amor

Tantas negativas y desamores escaldan hasta el alma más ecuánime. Por ahí leí una cita que decía que el amor era lo más cercano que podías estar a "no estar solo". Ahora debo reconocer que el amor no llega cuando uno quiere y menos si lo único que se busca es no sentirse desolado.

Sin embargo, el placer se encuentra con bastante frecuencia -como dice Dorian Gray-, y uno de esos placeres precisamente es la ilusión del amor, vaga, imprecisa, una mentirosa seductora. Es encender pasiones internas con la impresión de que otro se incinera por ti, pero tú eres un mechero que abre o cierra su entrada de gas a diestra y siniestra.

Así puedes sumar un amor más otro y tratar de llenar el vacío de tu corazón a la vez que practicas el sutil arte del hedonismo. Premias a tus sentidos, un beso tras otro, un abrazo único, una mirada casual que diga "quiero todo contigo" cuando es la primera ves que ves a esa persona.

Unas cervezas que magnifiquen el encanto de cada gesto, impresión o divagación... el nuevo elixir de los pueblos, de los pobres enamorados a quienes jamás nos ha cantado una sirena y caemos en la mediocridad de un amor poco romántico.

Si algo he comprobado en el transcurso de mi breve existencia es que difícilmente existen los amores de novela (literatura universal, por supuesto, algo así como Las penas del joven Werther o El amor en los tiempos del cólera), pero son los únicos por los que vale la pena vivir una gran tragedia, o morir en su búsqueda.

Hace unas semanas mi primo me compartió algo que leyó en no sé dónde, va así: enamórate de alguien que no sea escritor. Me impactó la revelación por más sencilla que parezca, de ahí reflexioné varias cosas. Primero que pienso que los escritores son personas sumamente sensibles, pueden maravillarse de la sencillez y hermosura de una rosa, o describir a la persona que aman como si estuviera tallada en marfil, ¡pueden incinerarse en una línea!, caer en el peor de los abismos, dedicar obras enteras a sus musas o bellos poemas.

Lo segundo -y más desesperanzador- es que por alguna razón que desconozco tienden a tener muchos amores, más velitas que la virgen María el 12 de diciembre... No sé si es que tienen el ojo más sensible ante lo bello, la mente más susceptible a la intelectualidad, o se sienten más solos que todos los seres humanos en este mundo. Naturalmente, esto no es exclusivo de los escritores, pero he notado cierto patrón, sobre todo cuando recientemente he leído obras de Hemingway, por poner un ejemplo.

Finalmente, y pese a todo lo dicho, creo que hay personas que se enamoran una vez y para siempre en esta jodida, efímera e inescrutable existencia. Aunque enciendan tantas velas como estrellas, aunque se consuelen con la putería, aunque se curen las heridas con palabras de Oscar Wilde. Aun así hay corazones de oro, y eso también responde a la pregunta de mi cuñada en turno sobre si todavía hay personas que valen la pena en este mundo.