sábado, 27 de septiembre de 2014

10 libros

Esto es un intento de contagiar mi locura más que una respuesta a la gente que me retó a decir mis diez libros favoritos. ¿A qué loco no le apasiona hablar de su locura? ¿A qué lector asiduo no le entusiasma explayarse sobre su pasión literaria? Aclarado lo anterior proseguiré a mostrar los diez libros que más me han influido últimamente, no sólo en mi modesta manera de narrar sino en mi vida como actor y espectador. Eso es lo que le da el toque mágico.

1.- El retrato de Dorian Gray - Oscar Wilde
La historia más sensacional que he tenido la fortuna de leer... La manera de narrar de Oscar Wilde ya ha sido reverenciada previamente en este blog, su forma sutil de decir cosas de la manera más cínica y hermosa posible, las incontables referencias literarias que se sacan de sus obras y demás. Sin embargo, lo que me conquista de éste libro es cómo plantea la idea de la corrupción del alma en un ser hedonista y hermoso, sentir cómo se pierde, vivir sus lujos. Inefable.

2.- El ruiseñor y la rosa - Oscar Wilde
Con sólo una oración se comprenderá la magnitud de mi amor por este cuento: me haré un tatuaje que lo represente. Supongo que siempre he sido una persona romántica como de libro -eso espero jaja- y en esta obra se habla del amor perfecto, como debiera ser, combinado con un romántico y trágico desenlace. Es hermoso.

3.- El amor en los tiempos del cólera - Gabriel García Márquez
Por años fue mi libro favorito, lo he leído como unas 10 veces literalmente y siempre me enamora otra vez. De nuevo recurro al argumento infalible de la espectacular manera de narrar que tiene García Márquez.

4.- El corazón delator - Edgar Allan Poe
Es algo cómico que el protagonista no tenía nada contra el viejo, salvo su ojo de buitre, claro está. El encanto de las obras de Allan Poe reside en su descripción detallada de los escenarios, así como las sensaciones somáticas de sus personajes, como el corazón delator que frecuentemente nos delata, más con pulsioxímetro en mano...

5.- 1984 - George Orwell
Éste libro me transportó a un futuro distópico en el que todo resulta ser una sorpresa desesperanzadora, pues al final prefiero no existir.

6.- La rebelión en la granja - George Orwell
El 04 de octubre es el aniversario de La Batalla del Establo de las Vacas, aunque también es mi cumpleaños. Hace tiempo he pensado que el socialismo es una idea platónica, pues siempre habrá un Napoleón -algo que considero parte de la naturaleza humana-. Pero para mí lo más emocionante es la imagen al final del libro, cuando los cerdos se reúnen con los humanos y entonces los animales de la granja se dan cuenta que... Deberían leerlo.

7.- Un mundo feliz - Aldous Huxley
Me encantan los futuros distópicos, la idea del soma es genial, al igual que la división en clases sociales según tu material genético. Yo quiero ser alfa haha, quién no. Particularmente me gusta de esta obra su consideración de la biotecnología, la ciencia ficción que involucra el futuro del humano desde un punto de vista biológico es mi favorita.

8.- El extranjero - Albert Camus
El existencialismo es seductor. Adoro el episodio donde el personaje principal (condenado a muerte) discute con el cura y después de tanta insistencia por parte de este último, explota diciéndole que todos sus razonamientos no valen más que el cabello de una mujer. Y nada vale más que nada.

9.- Cuentos completos - Isaac Asimov
Les reitero, me encanta la ciencia ficción, sobre todo la que habla del espacio y la biología del futuro. Los cuentos de Isaac Asimov son fuente frecuente de mis pesadillas, cosa curiosa que disfruto bastante, porque es como si de pronto mi vida dejara de ser trivial y me encontrara en otro universo, teniendo algo más que esta burbuja donde mis congéneres me subyugan.
Los cuentos que más me han impactado son: La última pregunta, Todos los males y Anochecer.

10.-El coleccionista - John Fowles
Un tipo mediocre, sin un ápice de sensibilidad, pero con ideas psicópatas bastante creativas está obsesionado con un Ser digno de ser amado por cada lector: Miranda. La descripción de la mujer ideal, al menos para mí jaja.


De alguna manera es una selección arbitraria, me gustaría haber puesto muchos más, pero con esto al menos se me quita la tentación de hablar de lo que me apasiona.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Febril

Nunca te esperas una noche febril donde la impaciencia se hace dueña de ti. Todo te lo roba, no existe mañana e incluso el ahora lo quieres evitar a toda costa, consumirte en una llama, disolverte al borde de un vaso de cristal como dice la más grandiosa canción de Los Bunkers.
Ya es costumbre eso de sentir extrasístoles ventriculares y de escuchar tu corazón desenfrenado golpeándote la oreja... Piensas que quizá dormir te proporcionará alivio, quizá así fue alguna vez, hasta que también tus sueños te traicionaron y ahora te encuentras en un circulo vicioso de noches plagadas de pesadillas de lo más absurdo que pudiera suceder. Ya has decidido inducírtelas de tal forma que al menos tengan un sentido o transcurran en escenarios espectaculares con personajes dignos de ciencia ficción, naves espaciales, las estrellas y las galaxias dotadas del esplendor onírico que sobrepasa cualquier visión real de las mismas, al menos hasta hoy. 
La noche ya no es un escudo, ya no te acoge en tu soledad y te consuela con la aparente pasividad de los otros individuos, esos que te obligan a despertar porque han fijado un horario racionalmente alienador. Y tienes que luchar contra tu poderosa conformación física y bioquímica, la maravilla de existir trae consigo su proporción de desdicha, pero seguirás escribiendo hasta que sientas que es mínimo el resquicio de quejas que alberga tu sistema nervioso central o la compleja y específica parte que procesa tu corriente de ideas.
Finalmente tratarán de seducirte las posibilidades de un mañana eterno, y siendo más específicos, la posibilidad de vivir otras mil vidas con el simple hecho de recurrir a una novela, un cuento, la poesía o cualquier cosa digna de leerse. Y ya te cansaste, y ya compraste de nuevo la idea de que nada tiene sentido, pero no importa más, porque jamás detendrás el curso de este circo.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Ponle nombre (¡Por favor!)

A veces sólo sientes el aglomerado de emociones y quieres ponerles nombre. Quieres identificarlas, pero sobre todo, quieres que alguien ponga las palabras exactas en tu cabeza para decir: "¡es eso! Eso es exactamente lo que siento". Como en los sonetos de Sor Juana, los poemas de Neruda o las descripciones detalladas del amor contrariado de Florentino Ariza.
Buscas en cada línea de las elocuentes y hermosas obras de Oscar Wilde algo que se parece a lo que te consume el corazón como una llama... Aunque sea una combinación de palabras un tanto desconsoladora como que eres la perdición de mi vida, o que vi tu vanidad como la flor que te adorna, qué se yo.
Ansías encontrar en la obra de Benedetti algo que te hable de ella, que te explique lo que jamás podrás ver en primera fila, esa chispa de energía vital en la que no participarás, esa reacción ante determinada situación que es improbable que te involucre. Imaginas su proceso mental y su frecuencia cardíaca cuando pasó por esa línea, pero no es suficiente, tú lo quieres todo en 11D, tú la quieres a ella aquí, ahora, y de ser preciso siempre, como el amor perfecto que sólo se ha visto en la literatura.
Y te das cuenta por fin de que la ves en cada letra, en cada verso, en cada personaje digno de admiración; que lo más familiar a la idea que tienes sobre su persona es la palabra sublime, pues así te viene a la cabeza con mayor facilidad que si te preguntaran por ella; que ninguna canción le hace justicia y que esto que estás escribiendo en realidad te desborda...
Ponle nombre pues a todo esto, uno que no sea amor y que no esté sobreutilizado por las masas de amantes por temporada. Uno que no hiera su sensibilidad y que a la vez le haga entender que en alguna de tus abstracciones de lo real existe un punto donde solo caben dos y son precisamente tú y ella.