sábado, 26 de abril de 2014

Dinámica

Todo es bastante insípido. Las situaciones y personas despiertan emociones efímeras, pero en el fondo todo está muerto. El ser vivo no es mas que un género de lo muerto, y un género muy raro, dice Nietzsche.

El humano siempre piensa que es una cosa trascendente porque es el único ser consciente de su existencia, al menos hasta ahora. Se niegan a aceptar la idea de que una vez que hayan cesado sus funciones vitales ya no será nadie, no importará jamás, no existirá por más beata que haya sido su vida. Yo no creo eso, yo no sé qué creo, pero no me molesta la idea de que un día no exista más y millones de años después sea petróleo o alguna otra cosa, mis átomos de carbono tienen que ser reciclados.

Pero entonces ¿por qué tanto drama con la vida? Hace tiempo pensé que todo era cuestión de placer y displacer. Uno va por la vida evitando el dolor y ganando satisfacciones de todo lo que se pueda, creo que eso se llama existencialismo. Eso es lo que guía mi vida. Irónicamente busco la trascendencia dentro de mi temporalidad, hasta que me topo la barrera insuperable de la sociedad y sus múltiples tentáculos... A pesar de la temporalidad de la vida, sé que ésta trasciende si te sales de la esfera de lo necesario, de lo humano, uno tiene que derrocar a su especie, aplastar su Yo terreno para que nazca algo por lo cual quizá sea justo negarse a dejar de existir una vez muerto.