miércoles, 23 de diciembre de 2015
Estragos del amor de un instante
A veces te enamoras de una sonrisa, otras de unos ojos, o de las expresiones lingüísticas de una voz que amas por sí sola.
Y algunas veces te enamoras del conjunto antes mencionado, cuando pertenecen a una sola persona y no puedes resistir a sus encantos, ni siquiera por separado...
Entonces el momento se convierte en el cielo y el hedonismo es la única razón; es un instante único, un parteaguas en el tiempo; es el delirio que inmuta.
Así es como llegas a pertenecerle a una persona que no te pertenece, y sin embargo, si por ti fuera allí extraviabas la razón por completo, porque entregado ya estás.
Aunque la vida parece en ocasiones ser un trágico cuento dulce, y eso que tanto amaste mientras duró se desvanece para dar lugar a la sensación que mejor conoces: la Impaciencia.
Es ella quien te acosa todo el día, y con mayor inclemencia entre más has disfrutado del amor de un instante. Aparece como una inquietud difícil de localizar, que persiste y va en aumento hasta obtener toda tu atención.
Y es ahí cuando te muestra su propósito y aparece en la imaginación el vívido recuerdo de esa nimiedad capaz de enamorar al espectador encerrándolo en su Realidad.
Quizá después razones las cosas, y decidas como todo ser sensato, que el pasado sólo es eso, y que quien originó el disturbio es o no asequible, pero que hay que superarlo, dejarlo de rumiar por ahora.
De tal forma todo cobró sentido y está por fin en su lugar... Al menos hasta que te das cuenta que un nuevo ciclo acaba de comenzar.
lunes, 21 de diciembre de 2015
Anécdota estúpida y desconcertante #aquiénleimporta
Tú, asiduo, nuevo u ocasional lector, has visto quizá por ahí, en algún meme perdido, que hoy es el enésimo día en la vida que no se utiliza el trinomio cuadrado perfecto -o ninguna otra fórmula matemática que tanto agobia a pubertos y adolescentes-. En tal caso, quizá consideres esta narración extraordinaria, yo, sin embargo, la considero romántica.
Ahí nos encontrábamos, en una habitación a deshoras, ingeniándonos la manera más justa de repartir el último recurso embriagante: la mitad de la botella de soju. Yo me apresuré a sugerir la dinámica, se ganaría un mimi shot de soju quien respondiera una pregunta -prácticamente de cualquier asunto humano- de la ganadora anterior. Comencé a cuestionar yo, por supuesto.
Las partícipes de este aventurado día de mi vida fueron dos personas: una de mis mejores amigas, y una recientemente adquirida que por cierto era su prima. Comencé preguntando algo de anatomía, y miren que recordar siquiera el tema me sorprende, pero me parecía justo porque las tres estamos "dedicadas" al área de la salud. Respondió en aquélla ocasión mi amiga, por estar más familiarizada con lo que les encanta preguntar a los matados en los exámenes de medicina.
Los temas variaban constantemente, de pronto se preguntaba dónde se encontraba un país cuyo nombre ni sus habitantes conocen, y segundos después se salía del paso con algo como "¿cuál es mi banda favorita?". Yo estaba al borde del éxtasis, desconecté aquél día los cables de mi prudencia y se me imposibilitó la habilidad de disimular. Podría haberme deshecho de todas mis virtudes, aunque jamás de mis conocimientos, por lo que creo haber ganado algunos mililítros más que las primas.
Y luego de preguntas absurdas, de algunas divertidas, y de las que sólo yo me respondía, se le ocurre preguntar a "la prima":
-¿Cuál es la fórmula del trinomio cuadrado perfecto? [o algo similar] -el instante siguiente el rostro se le iluminó al intuir probablemente un callejón sin salida.
-El cuadrado del primer término, el doble del producto del primero por el segundo y el cuadrado del segundo término. -respondí al instante.
Tomó algo así como tres segundos en perderse en sus recuerdos, con la mirada hacia arriba y en su interior, antes de decir:
-¡Es cierto! ¡Cómo lo sabes!
A ella le pareció el motivo perfecto para sucumbir en un lapsus de risa incentivada por el alcohol, mientras a mí me atravesó el corazón su sorpresa y aprobación, después de todo, antes de ser alcohólica soy hedonista, y antes de hedonista soy esteta, y ella es sublime.
lunes, 30 de noviembre de 2015
El segundo
martes, 24 de noviembre de 2015
Anécdota estúpida y desconcertante #5
Incómoda analogía
Pocas cosas emocionan mi alma al conversar, ¡pero esta vez preguntaron por ti! Y me desbordé en palabras.Dije entonces gracias a mi traicionero inconsciente:
–¡Soy como su mano derecha!
Justo cuando un triste manco me bordeaba.
Anécdota estúpida y desconcertante #6
La inversión
-–Y les recuerdo que no deben cortar nada sobre esta mesa, ni tomate, ni papa, ni chile, ni absolutamente nada. ¿Creen ustedes que estos manteles [de hule] son gratis? –dijo la abuela con gran hartazgo, para después acudir al banco más cercano a realizar sus inversiones.Anécdota estúpida y desconcertante #7
¿Ha probado el vino?
Y ahí nos encontrábamos, un sábado cualquiera disfrutando del tiempo sin pensar en él. Cinco mujeres en una habitación y un Iphone. De pronto la más hardcore –la del Iphone– sugiere mostrar los videos que con tanto ahínco coleccionó. Ella era hardcore, su Iphone era Iphone, sus videos insólitos.Primero se mostró una secuencia de cabezas cortadas, luego operaciones casuales donde toda la atención marchaba al ritmo de un gasa. En seguida cualquier video estúpido, hasta llegar a “los buenos”, los buenos para la generación de las 50 sombras… Ahora se observaban negros aguantando vara, literal; rubias y pelirrojas cambiando de papel con el sujeto negro. Las cosas siguieron de manera similar hasta que por unanimidad se decidió que el juego de prolapsos eran la novedad indiscutible.
Se acababa de ver un poco de todo, incluso de lo que no se dice en esta narración… hasta que después apareció: una rubia alternado el oral de su hombre con el chopeado de su miembro en una copa de vino.
–Yo debo hacer eso alguna vez. –dice la hardcore inmediatamente.
–Yo nunca he probado el vino. –dice un alma con auténtica curiosidad.
Anécdota estúpida y desconcertante #8
Dramatismo
Se inauguró el parque de diversiones, la novedad era que tenía un avión y que podías sentirte grande e importante con las actividades que ahí se realizaban. A los 12 años difícilmente te interesa cualquier cosa que pudieras encontrar, salvo los autos, aunque sean miniatura.El itinerario era inmenso, consistía en descubrir qué tanto se podía hacer en aquél lugar que nos abrió sus puertas a un mínimo precio, o quizá gratis, ¿quién se fija en eso cuando lo llevan? Y lo exploramos, un lugar tras otro, fila tras fila. A esa edad raramente algo resulta extenuante, pero sí te cansas…
De tal manera que el alimento representaba el oasis en el desierto, ¡y debíamos apreciarlo! Claro que sí, es de conocimiento general que lo que más cotizado es la comida en los parques, después de todo, todos comen y comen más de una ocasión. Ese día las niñas se agrupaban en tres, dos beneficiarias y una alma caritativa que las acompañaba, y que sin embargo, tenía su misma edad.
La beneficiaria número uno llegó a al carrito de hotdog y recibió su alimento con un éxtasis mental indescriptible; la segunda beneficiaria realizó exactamente lo mismo; y el alma caritativa, conmovida hasta los límites de su sensibilidad, recibió su alimento después de las dos anteriores, dio dos pasos, y vio caer su salchicha de entre la abertura de su pan por la pendiente, rodando una y otra vez sobre el pavimento por alrededor de dos metros.
lunes, 21 de septiembre de 2015
Law Abiding Citizen
Esta era una vez una película con un bato guapo -antes estaba más guapo- y rico, inteligente rayando en lo prodigio y con una familia perfecta al estilo tradicional. Bello.
Y sucede que al tipo le pasa lo que en muchas películas se ha visto: entran a su casa unos ladrones que terminan violando y asesinado a su esposa e hija. Aquí es cuando acude al espectador la empatía, y el dolor e indignación la acompañan. La película ya te atrapó, deseas disfrutar la venganza tan ansiada como predecible.
Luego, para rematar al hombre de dolor liberan al violador y asesino después de tres años de condena mientras al achichicle le cargan todo el peso de la ley y lo sentencian a muerte. Lo anterior por obra y gracia del abogado gringo, de esas personas que primero se desprenden de su alma y luego se gradúan de leyes, pero dejando a un lado sus deficiencias, el tipo hizo un trato para obtener una condena por más injusta que fuera, lo que deja al padre de familia y viudo con impotencia y rabia.
Pasan 10 años y la venganza está sabrosa, aunque para Clyde (el afectado) jamás considera que sus acciones sean denominadas como tal, no es venganza jura, es una lección que le debe dar al sistema de justicia y al abogado imbécil que vendió el caso por una condena. Todos poseen su justificación, ¿quién no lo las tiene? Todo el que puede pensar se justificará alguna vez -y frecuentemente sólo si es necesario- de cualquiera de sus acciones.
Al sentenciado a morir le cambia el cloruro de potasio por algo más hardcore, con lo cual sufre muchísimo durante su ejecución. Al que quedó libre, el clásico viejo asqueroso y gordo, lo secuestra, lo sujeta a una mesa donde lo descuartiza sin anestesia, para esto utilizó solo la tetradotoxina, pero lo que lo convierte en una obra de arte es que puede verlo todo por medio de espejo que coloca sobre él, y su técnica está sabrosa aunque algo trillada. Le corta los dedos, las extremidades, ¡los párpados jamás pueden faltar! Y por supuesto, el pene.
Ahí ni siquiera va la mitad de la película y el espectador ya disfrutó mucho la fruta. Luego saca la artillería pesada de la cual su ingenio le permite disponer y asesina al abogado de los criminales, a la jueza, y a varios miembros del sistema de justicia al estilo terrorista. El secreto estaba en que el tipo podía salir de la cárcel por medio de una extensa red de túneles que había cavado con sumo esmero antes de entrar a prisión, eso está algo forzado, pero uno puede imaginarse muy bien los años que se pasó cavilando, diseñando, madurando todo eso. Además es un genio rico.
Durante toda la película atormenta al abogado negro responsable de la injusticia que hubo en el proceso. Era "el bueno" de la película que cometió errores. Y finalmente él le echa a perder uno de sus planes, el más grande hasta entonces, lo cual culmina con la muerte de Clyde. A nadie le gusta el final, uno espera que por ser ese abogado el responsable de no haber seguido luchando por un juicio justo -aunque existiera el riesgo de perder-, es el principal artífice de todo el desmadre, al menos indirectamente.
Lo bueno, qué decir lo bueno, lo espectacular de la trama es la argumentación de Clyde, tiene que derribar o darles un escarmiento a los miembros del sistema de justicia que permiten que se hagan tratos con asesinos, que hacen parecer al sistema legal como un simple juego de ajedrez donde si te sabes mover ganas, seas o no culpable, y si eras inocente y te mueves mal te jodes. También es bueno ver esa capacidad de indignación y determinación con la cual combates eso que no es correcto, eso que es una vergüenza y oprime a los desdichados que se cruzan en el camino.
Este individuo tenía una querella con la justicia humana, pero todo el mundo tiene sus propias querellas, todos estamos indignados con cierto aspecto de la vida, institución o sistema que sabemos que está podrido, o es incorrecto, o injusto. Clyde podía volarle los sesos a los funcionarios y los responsables de su tragedia, sin embargo, no todos podemos volarle los sesos a lo que nos subyuga o quita el sueño.
La vida entera es una injusticia, ¿pero a quién nos cargamos entonces? ¿Cómo sacamos esa rabia fermentada? ¿Contra quién o que luchamos cuando sabemos que, por donde lo mires, en el mundo hay millones de cosas que no te gustan? Algunos dirán que es mejor luchar con la bandera blanca, hacer el bien para que se acabe el mal, y quizá tengan razón, pero es más tardado y menos entretenido. De eso estaba seguro Clyde
jueves, 17 de septiembre de 2015
Ella me dijo
Ella me dijo que jamás sucedería y yo en mi infinita soberbia lo dudé. No pude ver sus ojos al decírmelo, no pude mirar su rostro al pensar en ello, ¡sólo porque no quería hacerlo! Quería ganarla a toda costa y la perdí por entero.
Ella me dijo de la forma más amable que yo era inconcebible en su vida y su futuro, tal y como yo me veía, pero yo y mi egocentrismo sólo pudimos ver un par de palabras ensayadas, un discurso producto de una educación que incluso yo recibí. Y me cegó la esperanza...
Ella sacó la artillería pesada del desdén y el "ódiame tantito", pero yo lo eludí todo como el mejor boxeador, me abracé a su vanidad y la alimenté, la seduje para que no me abandonara, la ensalcé con cuanto recurso literario disponía.
¡Y al fin me di cuenta! Que me dejó porque soy improbable -porque jamás me atreveré a decir que existe algo imposible en asuntos humanos- de existir como en mi fantasía o mi deseo por ella me susurraba. Y por fin me di cuenta que tampoco se fue lo que pienso de ella, ¡que tapé el Sol con un dedo! Y que ahora me está quemando el amor por ti.
Me lo guardaré, claro que sí.
martes, 1 de septiembre de 2015
jueves, 27 de agosto de 2015
El último camino
Una belleza en miniatura me convirtió en el ser humano más irracional del planeta. La conocí esa noche, en el evento más importante del año para el laboratorio donde trabajaba desde que me gradué. Odiaba los eventos sociales, las premiaciones tampoco estaban exentas de mi desprecio, supongo que todo se originaba del aislamiento en que me encontré toda la vida, mi ensimismamiento en el estudio, mi apatía y desinterés por todo cuanto no fuera a revelarme algún misterio de la Realidad.
Sin embargo, aquella vez me decidí a asistir sin saber porqué, probablemente sólo quería distraerme. Extrañamente en esa ocasión no me disgustó tanto mi atavío formal, de gente cuadrada y pretenciosa, quizá porque en verdad lucía bien. Los primeros minutos estuve rondando el extraño complejo donde se celebraba la reunión, era un salón grandísimo y muy convencional, además de una amplia terraza donde el viento hacía acto de presencia más de lo que hubiesen querido los organizadores. Arquitectónicamente hablando era un lugar muy novedoso, tanto así que rayaba en lo futurista.
Me comenzaba a agradar el haber asistido. Supongo que parte de la magia había que agradecérsela al excelente alcohol que degusté desde que llegué. Me sentía realmente en un éxtasis pasivo. No tenía pensado abandonar la terraza por ningún motivo, lo cual no representaba problema porque le saqué la vuelta a todo el que pudiera entablar conversación conmigo, eso jamás fue difícil, pues todos mis compañeros de trabajo conocían mi temperamento y estaban lejos de desear una relación distinta a la laboral, sin dejar de lado la cortesía, por supuesto.
Continuaba habitando el mundo de mis abstracciones, me seguí paseando, sonriéndole a la recua de mortales con quien me cruzaba. Podría haber asegurado entonces que le sonreí a todos los presentes, hasta que mis ojos tuvieron la dicha de posarse sobre ella... ¡No debía encontrarse ahí! Era una total incongruencia. No... sólo fue impredecible. Ella estaba sentada cerca del ala izquierda de la terraza junto a quienes parecían ser su madre y su hermana.
¿Alguien puede describir su cara de imbécil cuando es atraído de tal forma? Siempre he pensado que no, y sin embargo la siento tomando el control de cada uno de mis músculos faciales. Apenas me lanzó una mirada refleja y se desentendió de la existencia del ser humano para el que en ese momento sólo existía ella, el miedo, la sorpresa y el absurdo.
¡Sí, lector, jamás me había sucedido semejante cosa en mis casi tres décadas de existencia! Pero debía ser así, sólo un momento, un cataclismo. Después de algún tiempo me di cuenta que ese día compré el boleto de mi destino, aunque no me adelantaré...
He confesado previamente mi pecado, por lo que quizá de ahora en adelante lo intente difuminar sin contaminar este relato con mentira alguna. Era la mujer más seductora que había visto, mujeres hermosas por doquier se encuentran, pero lo que yo descubrí ese día era la pieza que embonaba a la perfección con el rompecabezas interno de mi deseo. Su atractivo no pasaba inadvertido a primera vista, sin embargo, a la segunda visión el superyó tiranizaba la consciencia alejando al mundo entero —idealmente— menos a mí. Habrá medido entonces alrededor de 1.55 m, tenía complexión entre delgada y media, cabello negro muy largo y peinado sin tanto esmero, aunque perfectamente acomodado, su tez algo clara hacía que resaltara la belleza de sus ojos, la cual residía mas que en el color en su forma.
¿Puede enamorarse alguien de un ser cuya sonrisa no lo deslumbre? Bueno, si se puede no es mi caso, porque mi sonrisa se sincronizó desde el primer momento a la suya. Me acerqué a ellas disimuladamente y así me enteré de quiénes eran, la familia de "perfecto diseño" como se comentaba en el trabajo. Por supuesto, era por ello que se apreciaba a leguas el extraordinario parecido físico de las tres, ¿pero cómo pudiera explicarse entonces el encanto único de mi perdición?
La miré como para arrancarle el secreto de tajo y me ofusqué al encontrarla observándome con curiosidad pueril, ¡cómo no me alejé entonces! Las otras dos habían desaparecido, no tenían de qué preocuparse, era el lugar más seguro del planeta porque albergaba —para tranquilidad de casi todos los cuadrados— a las personas más respetables y de intelecto más que loable.
La razón me latigueaba como auriga a sus corceles, pero esa otra cosa indescriptible me ataba a su mirada e infundía una seguridad desconocida hasta entonces para mí. Creo que me conocía, a juzgar por su mirada inquisitiva y algo aduladora. No era extraño, había contribuido grandemente en varias investigaciones que mi nombre resaltaba entre los otros, sin que por ello ganara algo de afecto extra.
Le sonreí y sus ojos se iluminaron, el corazón quería salírseme del pecho, no había vuelta atrás, me acerqué.
—Tú debes ser Andrea, ¿o Elisa? —comencé interrogándole para ganarme su confianza.
—Andrea, mucho gusto, usted debe ser (...)
—Así es, ¿has escuchado cosas buenas sobre mí? —pregunté observando que se sonrojaba y me regalaba la sonrisa nerviosa más halagadora, más aún que todos mis logros.
—No te preocupes —continué diciendo mientras me reía discreta y encantadoramente— ¿no quieres caminar conmigo un momento?
—Me encantaría, pero le he dicho a mamá que no me movería de aquí en lo que volvía. Podríamos esperarla...
—Descuida, será en otra ocasión —interrumpí—. Salúdala de mi parte, fue un gusto conocerte.
Estaba a punto de retirarme cuando me detuvo del brazo abruptamente.
—Espere, no creo que se moleste si nos mantenernos cerca, menos aún si estoy con usted.
Y así caminamos por un lapso de veinte minutos, ¿cómo puedo yo describir todo lo que sucedió? Su sonrisa es inefable, mis emociones son inenarrables, no era yo quien se paseaba junto a ella, mirándola de soslayo casi todo el tiempo para alternar solamente cuando había que mirarla a los ojos y mi alma abandonaba el cuerpo, convirtiéndome en el ser humano más vil de la Tierra. Era una versión mía que jamás había aparecido hasta entonces, un alter ego simiesco.
No habíamos visto a su familia porque la terraza era inmensa, llegamos hasta una sección de jardín donde las lámparas iluminaban con una luz tenue, pero cubriendo cada resquicio de oscuridad.
Después de estar un minuto en silencio destrocé el momento diciéndole que era hermosa. Yo esperaba que me pidiera que regresáramos, que se ofendiera, que me hablara de mi inapropiada conducta, sin embargo, lo que observé en su mirada era lo que había leído por años en los clásicos, esa clase de amor que pierde a las personas de la manera más desastrosa, viniendo irónicamente del sentimiento más sublime.
Podría haberla besado, podría haberle endulzado el oído con los sonetos de Garcilaso. Otra fue mi conducta, como otra cosa soy yo, todo menos un homo sapiens. Me acerqué a ella y percibí su respiración acelerada, cerró un momento los ojos y posé mis manos sobre su cuello para terminar estrangulándola. Fue muy rápido, y yo también cerré mis ojos al hacerlo, quería quedarme de ella su sonrisa, quería quedármela a ella, pero nadie lo permitiría. Así que la pasión tiene que morir, de lo contrario ella te mata, y creo realmente que la humanidad aún no puede prescindir de mí.
No sé si alguna vez me atrapen, no sé si hay un sólo testigo que imponga más que mi persona, lo que sé es que se me presentó una situación y la tuve que arreglar.
miércoles, 26 de agosto de 2015
Un súperman
Todos esperan de mí un Clark Kent
Uno preocupado por la humanidad.
Uno que se encargue de sustentar a Martha Kent y sacar adelante la granja.
Uno que saque la casta y se ponga el uniforme, para que afronte de tal manera los crímenes en Metrópolis.
Uno que ame exclusiva y devotamente a su Lois Lane.
Uno que sea honesto, servicial, responsable, humilde (humildad poseyendo súper poderes, qué sencillo ha de resultar no tener la necesidad de resaltar más de lo ya de por sí evidente), generoso, ecuánime y un enorme etcétera de adjetivos positivos.
Pero yo sólo soy un mortal deficiente, uno con su propia historia linda y desastrosa, una vida que no resalta en nada, que no beneficia a nadie en particular y que jamás fue pedida. Y aún así todos quieren que sea un súperman. Bitch please.
miércoles, 5 de agosto de 2015
Sustrayendo lo esencial
viernes, 31 de julio de 2015
Después de leer Werther
“Todo es pasajero, todo perece, pero ni la misma eternidad puede destruir la ardiente vida que ayer recogí en sus labios y que siento dentro de mí.”
martes, 28 de julio de 2015
miércoles, 22 de julio de 2015
"Todavía no hay seudónimo":
En él discutíamos nuestro común asunto, o al menos el más evidente, la cosa era que delirábamos por la misma mujer -este es el momento en que quizá tú me vuelvas a decir que tus sentimientos miran hacia el universo o una cosa así-, pero ambos veíamos su sonrisa cautivante, su labial rogando un espacio entre sus dientes perfectos, su hermosa figura, su simetría en el rostro, y, una de las cosas más importantes: la alegría tremenda que irradiaba su presencia, su buen aura, como le gustes llamar.
En dicho correo decías un poco desanimado que ella estaba conmigo y no contigo, pero con una dignidad impresionante... al fin, después de 7 años puedo mirarlo de tal manera, sin que me empañen los ojos mis celos enfermizos. No encuentro una sola línea que me hiera o que pudiera haberlo hecho en su momento, aunque como lo dije antes, sólo hasta este momento lo aprecio.
Después decías estar contento por la relación que yo tenía con esa mujer, diseñada por el mismísimo demonio con afán de seducir a cuanto mortal se atreviera a posar sus ojos sobre ella, así de terriblemente encantadora me debía parecer. Mientras, yo miraba con recelo cualquier actitud tuya, que casi siempre demostraba ser positiva para conmigo, ¡incluso para conmigo que te odiaba sin razón! Ahora sé que odiar no es la palabra correcta para denominar eso que me inspirabas, quizá sólo fuera miedo.
La razón de estas palabras, la dirección de éste orden de letras va destinada a contarte la ironía más triste de mi vida, y es que: ¡ahora no tengo la fortuna de estar junto a esa mujer porque está con alguien que me recuerda a ti! Y créeme que no es halagador, porque al menos tú eras mi rival en el sentido nietszcheano mientras a él no lo saco de bufón, equivocada o no esa es mi impresión.
Ahora que leo aquéllas palabras sinceras tuyas pienso que... no sé ni lo que pienso, he perdido el hilo. Sólo me resta esperar que el destino -realmente no creo en el destino- confluya otra vez sobre nosotros y poder compartir una jarra de cerveza en pro de los buenos tiempos, de esa historia que me cuento y que no sé si es verdad.
FAVR
"Frankenstein" o "El moderno prometeo"
"(...) Además, sentía desprecio por los fines de la física moderna. Era diferente cuando los maestros de la ciencia buscaban la inmortalidad y el poder, pretensión loable aunque inútil. La ambición del investigador parecía limitarse a destruir las visiones en que se fundaba principalmente mi interés en la ciencia. Se me pedía que cambiara ideas quiméricas, de grandeza sin límites, por realidades de poco valor." p.42
"Mi corazón estaba preparado para responder al amor y a la simpatía y, cuando me vi arrastrado al mal y al odio, el corazón mío soportó ese cambio con torturas que usted no puede imaginar." p.192
miércoles, 1 de julio de 2015
Me casé
domingo, 28 de junio de 2015
Gregorio:
Amo a esa mujer Gregorio, más de lo que puedes querer a tus padres o tu vida misma, por eso quiero que la hagas feliz, aunque en el fondo de mi romántico corazón lo dudo, así que al menos te pediré que la hagas feliz por el segundo de vida que ella quiera prestarte, ¡porque es única! Porque involucra todo de mí, porque quisiera que dejara de existir todo lo que Realmente existe, menos ella, esa hermosa mujer sensible que perdí y tú te llevaste.
La extraño cada momento en que tú estás con ella, incluso cuando no estás, pero está pensando en ti en vez de mí. Te debo perdonar, es el destino, y a ella no tengo qué perdonarle porque la amo como mi propia Diosa Coronada, como Charles a Madame Bovary, como sólo Francisca puede amar a... a ella. Sin embargo, en caso que no pudieras, te lo ruego, déjala seguir, deja que su corazón aventurero siga el camino que su cabeza a trazado para sí misma, aunque jamás intersecte con el mío, pues en el mejor de los casos somos compañeros del mismo embrujo y el mismo dolor.
Nada más. sólo me importa ella.
viernes, 19 de junio de 2015
Soy un cactus
Soy tu cactus
Dime que un día pierdes la cabeza por mí,
como yo todos los días pensando en ti,
como luego de soñarte amándome,
como luego que tengo que consolarme.
Porque llevas contigo cada gramo de mi amor,
y yo cargo por ti tanto dolor,
cargo rabia y celos infinitos,
cargo un BigBang en mi interior.
Ya no te tengo un altar, te miro crudamente,
sé que te quiero y sé que es un campo estéril,
que soy como el cactus que te regalé
que me puedes echar agua quizá, alguna vez...
Sin embargo, si no lo haces no me muero,
ni se muere lo que siento, ni transmuta,
todas las palabras del mundo son mentiras,
jamás algo te dirá lo que mi frecuencia cardíaca,
o lo que mis niveles de serotonina,
o lo que mis desvelos y llantos,
o lo que me grita "¿Por qué te quiero tanto?".
Soy tu cactus, así de simple en apariencia,
Soy tu cactus desértico, sin amor...
Soy tu cactus, pero muy tuyo sin condición.
lunes, 8 de junio de 2015
Anécdota estúpida y desconcertante #1
Anécdota estúpida y desconcertante #2
Anécdota estúpida y desconcertante #3
Por Santiago Reyes
Anécdota estúpida y desconcertante #4
martes, 26 de mayo de 2015
Vida bizarra
Esta semana he descubierto dos cosas: una la influencia de la autoridad y la firmeza; y dos, que puedes vivir sin que te importe absolutamente nada, tirándote a la nada, escurriéndote entre las grietas del sistema opresivo y la sociedad abrumadora. La primera no tiene tanta gracia, sólo que un día regañé a mi sobrina de la misma forma que me regañaron a mí durante mi infancia y reconocí en su rostro el mismo miedo que experimenté tantas veces, se sintió bien jaja, pero fue raro, si lo hice fue porque torturó a mi gata. Suficiente motivo para mí. Lo que rescato fue el impacto que tienen este tipo de actitudes de los adultos para con los niños, al final son cosas que marcan a las personas.
La segunda es espectacular. He descubierto que poco me importa lo que suceda en la vida, no sé cómo explicarlo, es como si mi manera de percibirla fuera bastante cómica. Ejemplo de ello fue hace unos días, estaba tomando cerveza en mi casa, tranquilamente, me sentía bastante drogada por el medicamento también, pero estaba bien, se siente bien evadirse. Luego llega mi hermano y regaña a su novia por estar tomando cerveza conmigo, aunque en realidad sólo es un amargado que quiere fregar, posteriormente dice que le va a "meter un putazo" como me lo dio a mí hace unos 6 años. Le pedí que no se burlara. Se burló. Entonces le aventé un vaso de vidrio y al golpear contra el suelo se incrustaron en su piel los pequeños fragmentos, ¡me burlé! Mi madre amenazó con llamar a la policía y demás, a lo que yo respondí "como si me importara lo que fuera a suceder con mi vida...". Por supuesto que no llamó.
Ya sé que no soy un ejemplo para nada. Lo que quería transmitir -otra vez- es eso de lo cual no se cansaba al repetir Arthur Conan Doyle: la vida es más bizarra que la ficción. Y eso es mucho decir viniendo de él, por las historias tan raras que se sacaba. Son las narraciones de ficción con la trama más atrayente que he leído jamás, eso sin contar con que Sherlock Holmes denota una inteligencia superior por parte de su autor.
En fin, estos últimos días han sido un paraíso para mí pese a todo, pese a que traigo una faringitis nivel dios, pese a mis decepciones amorosas, pese a que soy bagre. Intelectualmente hablando he madurado y me encanta gastarme el día entero leyendo o escribiendo cuentos. La vida es bizarra y cada instante lo único que tenemos es ése mismo instante.
jueves, 21 de mayo de 2015
Crónicas homosexuales de una beoda
Creo que de la primera que me enamoré verdaderamente fue de Graciela, era una niña hermosa, con una sonrisa inigualable y hoyuelos que la magnificaban. Era un poco extraña, le gustaba hacerle un poco al papel de batillo, me mandaba mensajes con una amiga, cuando salíamos de paseo -recuerdo bastante bien una escena en el museo- me tomaba de la mano y así caminábamos por todo el recorrido. Yo quería explotar de emoción, o no sé qué era que me invadía el pecho y se sentía terriblemente bien, aunque aplastante.
Continuamente me dejaba de hablar porque le provocaban celos mi amistad con otras mujeres y eso causaba dos reacciones en mí, las cuales hasta el día de hoy siguen rigiendo mi patética vida amorosa: placer o vanidad por ser celada y provocar precisamente ello. Posteriormente se contentaba, claro, por medio de una amiga, y andábamos como noviecillas precoces de nuevo. Solía tomarme de la cintura colocándose detrás de mí, ya dije que era un poco masculino su comportamiento. ¡Pero me hacía tan jodidamente feliz! Porque creo que hasta entonces era la primera persona que me demostraba afecto más allá de lo físico, me regalaba su tiempo, sus besos y abrazos.
Después me entusiasmé con otras niñas y la dejé esperando las sobras de mi atención, ninguna de las otras vale la pena la mención porque fueron cosas pasajeras y en su conjunto no enamoraban mi sensibilidad.
Hasta que llegó Marlene y me perdí. Era una niña igual o más hermosa que Graciela, lo cierto es que físicamente eran bastante distintas, Marlene era blanca y de ojos algo claros, simétrica, con sonrisa poco particular pero no por ello pasaba desapercibida.
Creo que el encanto de esa mujer residía en su capacidad para manejar el amor de los demás, además de su físico, claro está. La conocí durante un incidente demasiado estúpido, y fue que cuando se daba la repartición de ropa le cayó una prenda interior a otra niña y ambas nos reímos de manera tal que terminamos mirándonos fijamente. Fue como una presentación ineludible, mágica, un "me gustas" con las ojos.
Creo que ahí comenzó mi perdición por las mujeres, ¡demonios! Pareciera que no soy de este planeta cuando me encuentro en este tipo de situaciones. La mayor parte del tiempo me la pasaba con Marlene, jugueteábamos durante el día, platicábamos, nos mirábamos furtiva o descaradamente, éramos dos en uno. Sin embargo, durante la noche era todo un bloque de hielo y sólo hasta el siguiente día podría aspirar a un poco de su anhelado amor.
Recuerdo dos incidentes con ella. El primero sucedió en el baño, un día la perseguí por todo el internado hasta que se encerró en el baño y me las ingenié para entrar, entonces me pegó contra la pared y me colocó las manos hacia arriba. Hubiera dado el alma porque me besara, pero sólo corrimos de allí. El segundo fue cuando salimos de paseo y me tomó de la mano durante el transcurso, era diabólicamente encantadora y hermosa, ¿cómo puede alguien abstenerse a morir de amor en un instante?
Luego salió del internado y me dejó de hablar, pero ni un sólo día que pudo me quitó la vista de encima, y podría jurar pese a que le rogué innumerables veces que me hablara y nunca lo hizo, que ella sentía lo mismo por mí. Soñaba con ella tantos y tantos días que pensé que jamás la sacaría de mi cabeza, estaba celosa de todo el que se acercara a ella, soy una maniática, pero acabó. Duró creo que tres años el encanto.
Hasta que conocí a la mayor historia de amor concebible, es como un cuento, pero creo que sólo sucedió en mi cabeza... Esta tercera mujer -de la cual hablaré posteriormente- me enamoró de manera tal que hizo que cambiara muchísimas cosas. Creo que la amé. Creo que aún la quiero, aunque las circunstancias no se cansen de separarnos.
Luego seguiré con mis crónicas homosexuales.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Who cares?
domingo, 17 de mayo de 2015
No pude evitarlo
No pude evitarlo, ver su simetría, su tez, su sonrisa inocente, el cuerpo perfectamente delineado.
No pude evitarlo, que me resultara terriblemente encantadora al sonido de su voz, al movimiento de su cuerpo, a cada uno de sus gestos.
No pude evitarlo, el que me sedujera la idea de pertenecer a su realidad inmediata, que su sensibilidad tocara a mi puerta y yo impaciente la invitara a pasar, a quedarse conmigo.
No pude y no puedo evitar decirle de todas las formas que creo posibles que estoy aquí, completamente idiota, aprendiendo todo lo que me cuenta, deseando todo el tiempo hablar con ella por cualquier medio.
¡Porque me encanta! Porque es irresistible y en este breve lapso de tiempo se ha apoderado de mis sueños y mis desvelos.
Y al final no puedo evitar querer mostrarle que me tiene en sus manos, y precisamente en ellas me quiero quedar.
miércoles, 6 de mayo de 2015
Hay días que deliras...
Te amo y me enamora cada nimiedad proveniente de ti. Me encanta tu sonrisa y la manera en que la vida y el tiempo no inciden si se trata de ti. Me encanta lo absurdo que me parece cada cosa que siento, que sin embargo es lo más profundo que encontrarás si sondeas en mí.
Me encanta que robes cada instante, que lo conviertas en una prolongación tuya, porque coexistes en este Ser, éste que no sabe cómo ponerte las cosas más claras sin tocar la sensibilidad inmediata de tu persona.
Adoro tu vanidad y esa curiosidad por escuchar mis disparates. Cuando me abres una ventana y permites que exponga mis apreciaciones haces que me sienta... No inmensamente feliz, la felicidad es un asunto trillado, me haces explotar o implotar, o una reacción paradójica que hace que nadie pueda creer en mi sensatez.
Y hay días en que no puedo sobrellevar la impaciencia que me da no estar contigo, en un sentido estricto, hablando mis irrelevancias, escondiéndome tras una charla sin sentido con el sólo objeto de mirarte.
martes, 5 de mayo de 2015
En busca de la inmortalidad. ¿Para qué ser inmortal?
sábado, 2 de mayo de 2015
Amores de literatura o ilusiones de amor
Sin embargo, el placer se encuentra con bastante frecuencia -como dice Dorian Gray-, y uno de esos placeres precisamente es la ilusión del amor, vaga, imprecisa, una mentirosa seductora. Es encender pasiones internas con la impresión de que otro se incinera por ti, pero tú eres un mechero que abre o cierra su entrada de gas a diestra y siniestra.
Así puedes sumar un amor más otro y tratar de llenar el vacío de tu corazón a la vez que practicas el sutil arte del hedonismo. Premias a tus sentidos, un beso tras otro, un abrazo único, una mirada casual que diga "quiero todo contigo" cuando es la primera ves que ves a esa persona.
Unas cervezas que magnifiquen el encanto de cada gesto, impresión o divagación... el nuevo elixir de los pueblos, de los pobres enamorados a quienes jamás nos ha cantado una sirena y caemos en la mediocridad de un amor poco romántico.
Si algo he comprobado en el transcurso de mi breve existencia es que difícilmente existen los amores de novela (literatura universal, por supuesto, algo así como Las penas del joven Werther o El amor en los tiempos del cólera), pero son los únicos por los que vale la pena vivir una gran tragedia, o morir en su búsqueda.
Hace unas semanas mi primo me compartió algo que leyó en no sé dónde, va así: enamórate de alguien que no sea escritor. Me impactó la revelación por más sencilla que parezca, de ahí reflexioné varias cosas. Primero que pienso que los escritores son personas sumamente sensibles, pueden maravillarse de la sencillez y hermosura de una rosa, o describir a la persona que aman como si estuviera tallada en marfil, ¡pueden incinerarse en una línea!, caer en el peor de los abismos, dedicar obras enteras a sus musas o bellos poemas.
Lo segundo -y más desesperanzador- es que por alguna razón que desconozco tienden a tener muchos amores, más velitas que la virgen María el 12 de diciembre... No sé si es que tienen el ojo más sensible ante lo bello, la mente más susceptible a la intelectualidad, o se sienten más solos que todos los seres humanos en este mundo. Naturalmente, esto no es exclusivo de los escritores, pero he notado cierto patrón, sobre todo cuando recientemente he leído obras de Hemingway, por poner un ejemplo.
Finalmente, y pese a todo lo dicho, creo que hay personas que se enamoran una vez y para siempre en esta jodida, efímera e inescrutable existencia. Aunque enciendan tantas velas como estrellas, aunque se consuelen con la putería, aunque se curen las heridas con palabras de Oscar Wilde. Aun así hay corazones de oro, y eso también responde a la pregunta de mi cuñada en turno sobre si todavía hay personas que valen la pena en este mundo.
jueves, 30 de abril de 2015
No es una carta
lunes, 27 de abril de 2015
jueves, 16 de abril de 2015
A mi tarro de ochocientos ochenta
ha hecho de la noche un delirio;
ella pregunta y no comprende,
que mi alma no tiene un alivio.
Son sus ojos verdes
que me embriagan sin remedio,
que atan mi tarro al frente
simulando besar su efluvio.
Ámame pues tarro del demonio,
dame su amor que añoro,
quiero olvidar que pierdo la consciencia
por esa mujer que sonríe con inocencia.
lunes, 13 de abril de 2015
En busca de la inmortalidad
Los científicos suman sus esfuerzos buscándola, unos más que otros, por supuesto. Esto lo menciono porque hoy leí un ensayo (no era artículo pese a que lo escribió un científico) en el que planteaba la idea de que el envejecimiento es una enfermedad cuyos mecanismos debemos estudiar a fondo para curar, para intervenir de manera específica. Me pareció de lo más interesante pues si él cree eso, ¿cómo nos ve a nosotros? ¿qué somos? ¿qué derecho tenemos a vivir por siempre y conocerlo todo? Incluso a esas preguntas aspiramos a responder y sólo se logrará si tenemos el tiempo a nuestro favor.
En la ciencia ficción también se vislumbra el deseo de la inmortalidad, cada cuento sobre ello nos envuelve de manera enloquecedora, renueva la esperanza, seduce el intelecto. Particularmente me gusta un cuento de Isaac Asimov que se llama La última pregunta, en él vemos como el hombre, después de haber conseguido la inmortalidad, comienza a conocerlo todo, a apoderarse del universo, a condensarse hasta llegar al punto inimaginable... El final que no spoilearé aquí.
Posteriormente recuerdo el fragmento de una canción del cuarteto de nos que va así: "decimos que queremos ser inmortales y no sabemos qué hacer en un día de lluvia", lo cual me lleva a una serie de reflexiones filosóficas de la vida como ¿qué haremos cuando nos agobie el tiempo? ¿qué hay sobre eso de que la temporalidad le da el sentido a la vida, a las acciones humanas, al amor...? Y es el cuento de nunca acabar.
Finalmente y en mi humilde opinión creo que arriesgarse a ir por ello vale toda la pena del mundo, porque jamás se nos dan respuestas por más que la religión lo intente, o la filosofía, o los aliens, qué sé yo. De todas formas en la vida te tienes que mover, porque no naciste esponja, y qué mejor que encontrar la respuesta de ¿quién o qué carajo me hizo mover?
sábado, 28 de febrero de 2015
Ella
me regla su tiempo, sus palabras,
colecciono sus miradas...
Ella me saca lo hermoso, lo intangible.
Su amor es lo más increíble
de entre lo concebible con palabras;
es una broma que deja el tiempo atrás;
quien me hace un Ser indescriptible.
Siento algo fatal e irresistible
por todas sus cosas, incluso banas,
pues sólo veo cosas bellas
en su eterno andar inasequible.
Mi pronóstico es incorregible:
soy un rompecabezas
a merced de su belleza sin puertas
y su encanto inefable.
jueves, 12 de febrero de 2015
martes, 3 de febrero de 2015
miércoles, 21 de enero de 2015
en el lugar preciso
y estás completa. No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra.
Colocada en tu alma,
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de la luna en las oscuras hojas.
Quizás me ves,
tal vez, acaso un día,
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy una mancha, un punto en la pared, alguna raya
que tus ojos, sin ti, se quedan viendo.
Quizás me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste.
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla.
Jaime Sabines.