"Por favor no me juzguen por lo que ven, todo esto es provisional, un simple espacio en el que dormir, no es mi verdadero hogar.
Yo soy un hombre elegante que sólo pretende vivir en un mundo elegante, ¿es pedir demasiado? Mientras tanto prefiero no tener nada a vivir rodeado de objetos vulgares, algún día saldré de aquí y tendré la vida que merezco.
¿Saben cuál es el problema de la gente? El problema de la gente es que no tienen gusto, miren cómo visten, es espantoso, y no traten de justificarlo diciendo que son pobres, ¿qué tiene que ver eso con llevar esta chaqueta? [Sujetando a un pobre diablo con una chaqueta color café].
Personalmente prefiero morir a tener una vida mediocre como la mayoría de la gente. Sé la casa que quiero, sé el coche que quiero, incluso podría decirles dónde está y cuánto cuesta: cuarenta mil euros más IVA, tapicería de cuero, salpicadero de madera, GPS incorporado.
Las cosas no se piensan, se hacen, si esperas sentado a que te ocurran estás perdido, la suerte no existe, hay que ganársela a pulso todos los días, las oportunidades están ahí esperándote, solo hay que tener el valor de ir a por ellas.
Yo no me corto, si veo que algo me gusta lo cojo, por eso la gente es desgraciada, viven rodeados de cosas que les gustan pero no se atreven a ir a por ellas. [Robándole un besote a una sexy mujer].
Sin un objetivo en la vida no se consigue nada, yo tengo un objetivo, una meta y estoy a punto de conseguirla. "
Así es como comienza “El crimen ferpecto”, con un elocuente discurso del protagonista, muy bueno por cierto, ¿no les parece? Me encanta este tipo de gente, el hombre es un superficial sin remedio, ¡pero es elocuente!, ¡es congruente! Sobre todo esto último, una persona que piensa una cosa y hace otra es lo más funesto posible, creo que todos elegimos cómo queremos ser, cómo queremos vivir y en lo que creemos. Siendo así, ¿por qué ir contra nuestros principios?
Adoro vivir la vida como me parezca, sin que nadie me ordene nada, sin que nadie me obligue a seguir algo, creyendo lo que me parece mejor. Amo a las personas congruentes, a las que si dicen “Yo creo en Dios” siguen los preceptos de su religión, o al menos hacen lo que creen que su Dios les pide. Es maravilloso ver como algunos de mis compañeros dicen no al alcohol, al cigarro y las drogas, no a todo lo que ellos saben que no deben ingerir, ¡seremos doctores! Como me dijo alguien en una ocasión, es horrible cuando ves que el doctor es el peor paciente… fue una charla interesante, pero eso es otra cosa. El punto es que me dan náuseas los incongruentes y que cada vez que veo a una persona auténtica me enamoro de la Humanidad.
Volviendo a la historia, debo decir que es la película más divertida que he visto en años, no paré de reír y de pensar en que la vida es insólita jaja, ¿cuántas veces no lo he dicho? En fin, no quiero hacer una sinopsis, no me gusta contarlas, prefiero dar mi opinión y a resumidas cuentas ya la di. Lo que sí hay que mencionar es que lo interesante consiste en que a Rafael (el protagonista) le dan en donde más le duele, así como suele sorprendernos la vida, qué cosas… Finalmente todo su mundo cambia, se da cuenta de que lo que él consideraba importante es relativo, y que siendo congruente consigo mismo puede ser feliz, pero no siempre se tiene la razón en la manera de pensar y obrar, así que tanto él como todos estamos expuestos a vivir en el error felizmente, grandiosa moraleja.
Me gustan los datos curiosos, y vaya que me parece curiosa la palabra “ferpecto”, una de mis escenas favoritas es que después de que tiene en mente realizar un crimen perfecto va a comprar películas para que florezcan sus ideas y se da cuenta de que en la caja registradora una película aparece como “El crimen ferpecto”, entonces le dice a la cajera:
- "Pone ferpecto, ¿por qué?"
- "Será un error"
- "No puede haber fisuras... es perfecto, perfecto"
Así que no más ferpecto, PERFECTO, como debe ser…