viernes, 15 de julio de 2011

2010: Odisea dos



He visto una de las películas que más me han gustado en la vida, se llama 2010: Odisea dos, es impresionante. A mí me encanta todo lo que hable sobre el Universo, de hecho quiero un libro que se llama Teoría del todo de Stephen Hawking pero no me lo he comprado porque siempre gasto el dinero en lo primero que se me ocurre. Esta película habla sobre el origen de la vida en un planeta, nos hace pensar si fue así como el nuestro se creó, aunque es mera ficción... Y es evidente porque Júpiter explota para dar origen a un nuevo Sol, una de sus lunas, Europa, será la que albergue vida, ¡pero nosotros terrícolas seguimos viviendo! Una explosión de tal magnitud nos exterminaría por la radiación, las moléculas de DNA se deformarían o quizá... evolucionarían, nada se puede descartar, son viables ambas opciones. 

También quiero esos libros de Arthur C. Clarke, son cuatro los de odisea en el espacio, he leído el comienzo del primero pero me canso de leer en la computadora. Me he preguntado más de una vez por qué no terminaron de hacer las películas de la saga de odisea espacial, si antes no lo hicieron creo que ahora menos, la gente prefiere películas estúpidas producidas en Hollywood , además, hay algo más importante, por los avances en la física y astronomía podemos ver claramente los errores en la historia, errores como el que comenté antes, que la radiación nos afectaría. Sin embargo, finalmente las películas son todas unas mentirosas, ¿por qué no hacerlas pese a sus inexactitudes naturales? No, la gente ha perdido el buen gusto. 

Creo que todas las películas futuristas esperan demasiado, no sé dónde leí o escuché que el error que cometían era pensar en el futuro como la mejora de todo lo que tenemos hoy o evolución. En esta película pintan al 2010 muy distinto a como en realidad fue, en la película había naves espaciales, estaciones espaciales, viajes a Júpiter. Y en realidad no recuerdo nada interesante del 2010, sí hubo avances en todos los ámbitos, me imagino yo, pero nada que salga libremente de la atmósfera terrestre, y no hay monolitos fuera, Jaime Maussan sólo quiere dinero, ¡es sólo un periodista! Se entiende el punto.

Siempre he pensado que es mejor la historia del libro que la película del mismo, esta vez es igual, pero creo que la visión en este tipo de historias impacta mucho más. Ahora sólo quiero que se cumpla eso de que "Algo maravilloso está a punto de ocurrir...", porque son vacaciones y yo ya me aburrí. Y también diré que me he cansado de ver a la gente mirando sólo al frente, gente mirando gente, gente preocupada por relaciones humanas, la sociedad, la cuidad, qué cosas... Yo quiero mirar al cielo, prefiero ver estrellas que mujeres bellas jaja, es un decir, sólo quiero pensar en que existe algo más que este desmadre de realidad, esta limitación mental general en la sociedad. Que miren dentro de su más recóndito Ser y miren fuera más allá de lo que sus ojos ven, cualquier cosa que no sea lo mismo de todos los días, la humanidad me aburre. 

miércoles, 13 de julio de 2011

Ha vuelto

La primera vez que lo vi fue como a los 5 años, jugábamos juntos en la calle de mi casa y hasta ahora me pregunto por qué es que a nadie le pareció sospechoso que estuviera con un hombre mayor, extraño, totalmente rojo. Tengo el nítido recuerdo de que me cargaba al camachito y saltábamos a la vez, sonreía todo el tiempo, me encantaba estar con ese hombre… en verdad estaba caliente, su temperatura corporal debía ser de 40°C, pero a mí no me importaba, estaba completamente hipnotizada.

Ahora que lo he vuelto a ver supongo que su maldad es grande, pero no lo sé, me cuestiono una y otra vez sin encontrar respuesta, ¿por qué me trata tan bien? Quizá he cedido a su corrupción o es que ve en mí los frutos de la maldad que sembró. Era como mi padre, ese que jamás tuve, jugaba conmigo, hablábamos de vez en cuando.

Ayer volvió y siguió sin lastimarme, pensé que en verdad me comería, parece que tiene otra invitación para mí. Y tengo que reconocer que llega en el momento perfecto, cuando sabe que mi alma es vulnerable, pero jamás mi voluntad, no me he corrompido aún, aunque a veces lo parezca… Si yo me corrompo es a voluntad, y me castigo a voluntad también: “Y esa cosa que no sé qué es enfoca la luz sobre mí, me obliga a no rendirme, no me deja hundir.”

Espero su llamado, la curiosidad mató al gato. 

martes, 12 de julio de 2011

Símbolo de mis miedos

Ahí estaba yo y mi buen amigo, platicábamos con el conde con tanta soltura como si fuésemos familia de abolengo. Él era un tipo encantador, tenía un bigote propio de los hombres de su época, vestía un traje oscuro con sombrero de copa alta y un listón en el cuello, su sonrisa era seductora y sombría.

De pronto un cataclismo me sembró en mi sitio, era él, el peligro del cual había escapado toda mi vida y sin embargo estaba ahí, plantada frente a él junto a un estúpido que se decía mi amigo. Temblé y titubeé antes de gritarle ¡corre! Salí tentando pasos en la oscuridad de aquélla casa de mis sueños, no pensé en ningún momento en la suerte de mi acompañante pero me siguió como siempre sin más preguntas, entré al auto que estaba frente a la casa, parecía un Ford T pero tenía un mecanismo mucho más moderno, encendí el auto, metí el primer cambio y aceleré sin preocuparme una vez más y hasta siempre si el clutch ascendía lentamente.

Íbamos camino arriba, hacia la iglesia, pero me invadió el miedo al ver frente a mí sólo la neblina de una noche sin lobos, porque entonces yo no era lobo sino oveja.  Izquierda, derecha, no estaba como para pensar en esas simplicidades, sólo avanzar, entonces me doy cuenta de no había encendido los focos, le pregunto a mi acompañante dónde los podía encender y a la vez mi mano mecánica encuentra el interruptor… ¡qué horror! Ahora podía ver y veía claramente que me acercaba a la misma casa de la que huí, se me inundó el pecho de miedo segundos después al ver a mi anfitrión en el camino.

No pensaba ya en nada más que pisar el acelerador, creía ver al conde en todas partes, no podría decir si era cierto o no, entre tanto la neblina volvió, las luces no funcionaban más, sentía el pulso de mi corazón en todo el cuerpo, y enredada en la neblina supe que ya no había salida, él nos atrapó anclando un cable al poste de la esquina, nos impidió el avance. Salí del auto, corrí y mientras él me perseguía mi buen amigo tomó el mando del vehículo, me sobrepasó. Le comencé a gritar desesperadamente que volviera, ¡que esa no era la idea!

Pero mi tan prodigioso cerebro funcionó en el estrés, me pregunté por qué demonios ese demonio no me alcanzaba, yo jamás he corrido rápido, aceleré la marcha y alcancé el auto, ya no había salida, el conde estaba frente a mí con su sonrisa seductora, con sus ojos destellantes invitándome a formar parte una vez más de la naturaleza, esta vez de una naturaleza desconocida, fuera de mis reglas científicas. Él me comería.

domingo, 10 de julio de 2011

Un par de preguntas

¿De qué me sirve saber que todo es banal y estúpido? No se vive para, ni de amor; la medicina no es la madre de las ciencias; la astronomía desvirtúa todo y nos deja como accidentes espaciales-temporales-materiales. Dios jamás da la cara, si es que existe.

¿Qué puedo hacer yo para arrancarle a este desmadre la verdad?, ¿será que mi mente puede aprehender la inconcebible verdad? Quizá tendría que venir a la Tierra un monolito creado por una especie más inteligente a ajustar los átomos de mi corteza cerebral*, ¿pero eso me permitiría comprender lo mismo que la especie que me hizo el favor de quitarme milenios de ignorancia?, ¿o es que siempre tengo que estar bajo alguien?

Y mientras escribo esto la gente se intoxica de fútbol…

Mis ojos miran hacia el cielo, hacia el Universo y no hacen más que mostrarme mi limitación visual. Primero, esas nubes me impiden la visión, después, ¡yo no veo el verdadero color del cielo! Nunca supe a ciencia cierta por qué vemos el cielo azul si el Universo es más tétrico.

No puedo ver una galaxia y tampoco reconocer una estrella, ya no sé qué es grande o pequeño, el Sol es diminuto e inmenso al mismo tiempo. Y le tengo miedo, yo le tengo miedo al Sol y su radiación, tengo que proteger mis moléculas de DNA para que no se formen dímeros de timina, porque si mi organismo es incapaz de corregir dichos dímeros, se inhibirá la síntesis de proteínas y tendré finalmente xeroderma pigmentoso, cáncer de piel.

Y volvemos a la ciencia, rudimentaria ciencia, ¿hasta qué punto nuestros ahora limitados cerebros la podrán mejorar? Le apuesto a ella, aunque mi cerebro ni siquiera logre abarcar todo lo que la humanidad la ha avanzado hasta ahora. Ya no importa, por hoy no importa más, me tengo a mí para consolarme del puto desmadre. Las preguntas se pierden, la vida se escapa, ¡pero la verdad está ahí! E iré por ella.

__________________________________________________________________________
* Como cuenta Arthur C. Clarke en 2001: Una odisea espacial 

Perdido entre mis cosas...

Jueves, 19 de mayo de 2011

Esa rata me molestó, se comió mi queso,
qué más puedo decir si no moriré por eso.
Ojalá se agotaran así mis sesos,
la única manera para dejar de pensar en ello.

Me tranquiliza una voz armónica, con una sinfónica,
es como un ángel que me acelera el corazón,
me besará siempre y cuando escuche su canción,
mucho más que las ondas sonoras, música encantadora.

La rata me robó, por eso ayer lloré yo,
pero hoy me rehabilito y pensando en satélites vivo.
Que se joda la rata, un satélite me encontró,
encarcélenla ustedes que yo me les voy.

viernes, 8 de julio de 2011

Mucho más que la distancia

Yo sé cuándo me enamoré mas no sé porqué,
o quizá sí lo sé y fue cuando la besé.
Hoy extraño esos besos que me dejan sin aliento,
extraño decirle que la amo con mis ojos de borrego.

Intento enviarle mi corazón por las letras
y no sé si han ido de chismosas las estrellas,
pues a ella le juré que les hablaría si la extrañaba
y ellas me dijeron que acudirían a su almohada…

Por tanto amarla yo de todo me olvidé,
menos de su hermoso Ser del que me impregné.
Me olvido del tiempo, la distancia y el desconsuelo
para amarla más desafiando al Universo.

Mi vida y corazón entero es la mejor de mis ofertas
y qué importa lo que pueda darte si soy lo que anhelas.
Amor mío, yo sólo quiero ser tu palacio en primavera,
el motivo de tu risa, quiero eternizar tu sonrisa.

No hay suerte más grande que el amor que en ti encontré,
del mismo modo que no hay poder humano que me separe de él.
Aún en la distancia te llama en mí lo más profundo,
abre tu corazón y escúchalo segundo tras segundo. 

jueves, 7 de julio de 2011

Mi momento predilecto

Uno se cansa de tanto asquearse, como también hay gente que se cansa de tanto ser feliz jaja. Lo cierto es que no puedo hablar por los demás pero es fácil decir este tipo de cosas… No, no estoy deprimida ni pienso pesimista, no recuerdo a quién le comenté que estoy pasando por un proceso de “cansancio positivo”, estoy bien, con mi sentido del humor floreciente.



Esa foto la tomé hoy por la mañana en la estación del metro San Nicolás, ese es mi momento del día favorito, cuando me olvido de todo y me parece que estoy soñando. La primera vez que noté que me gustaba estar ahí fue un día que hacía mucho viento, como tengo mi pelo largo volaba hacia atrás, el viento me peinó ese día y mi pelo quedó extremadamente liso, como solía ser antes de que me cortara el cabello en capas. Además de que me encanta cómo fluye el aire en ese sitio, también me gusta verlo todo desde arriba, veo el cerro, las casas que se ven más lejanas, más pequeñas… sé que no se escucha muy original mi observación, esa no es la intención, lo importante es lo que me recuerda, lo que me hace pensar.
Recuerdo aquéllos sueños que tengo cuando estoy feliz, esos días en que me fui a la cama dispuesta a dormir, tenía algo de sueño y me perdía entre las imágenes que más me gustan, primero veía el campo, luego la ciudad (sin embargo, la ciudad de mis sueños no está claramente contaminada como lo que puedo ver a diario, mala vida), ¡la ciudad! Nunca supe cuándo fue el momento en que comenzó el sueño, de pronto yo volaba sobre todo eso y sentía que iba aterrizando, así que me impulsaba hacia arriba porque entre más alto vuelo más me gusta. Yo quisiera ser un águila, me dan envidia, son hermosas y vuelan altísimo entre las montañas o por donde se les pegue la gana.
Así que en los tres o cinco minutos que espero al metro estoy ahí, soñando despierta, pensando en las águilas, deseando otro sueño como los de mis días más felices. Es mi dosis de ilusión, mejor que cualquier canción. 
Estoy sintiendo todo y nada a la vez, me pierdo entre tantas razones, acciones, sinrazones, ideas, argumentos, cosas insólitas. La vida es como un cuento bien fumado, lo estoy comprobando desde que comenzó el año. En general me encuentro de maravilla, he cambiado en mí cosas que pensé que siempre llevaría dentro, he cambiado para bien y sin embargo algo no cuadra... Es un cuento grifo del que soy espectador y personaje, no sé cuál es la parte que me gusta más, como espectador puedo disfrutarlo, como personaje también, me alegro, sufro, lloro, me muero de celos, me lleno la cabeza de estupideces, resurgen sentimientos como en la película de los muertos vivientes. Me encanta todo este desmadre porque me siento viva, pero lo que más me gusta de todo es cuando cae el telón y puedo correr a abrazar y besar a la mujer que amo, sus brazos son mi esquina en el rin de box. 

Tengo un corazón asustadizo que se ha curado de espantos una y otra vez y lo seguirá haciendo hasta que deje de sentir, hasta que el mundo me importe un pepino y la gente que lo habita ya no me preocupe. Dudo que eso suceda, hay personas que jamás me dejarán de importar, es por ellas por las que hoy estoy escribiendo esto, para que no dejen que me pierda en mi locura, para que se acuerden de mí y me den unas cuantas cachetadas de realidad. 

Me siento como cuando se me van las cabras en el ajedrez y me comen a la Dama u otra pieza importante, siento que estoy en esa cascada de pérdidas, tratando de encontrar un balance para ya no perder más piezas. Hace mucho que no me pasa, me he vuelto una jugadora de ajedrez muchísimo mejor de lo que solía ser antes porque hoy aplico ese dicho poco sutil que dice "no doy paso sin guarache". 

¿Por qué siento todo esto? Por lo bizarro de este cuento, cosas sin sentido, cosas inútiles, tormentas en vasos de agua, todo ajeno a mí por supuesto, porque yo soy lo más estable en el desmadre que veo, soy más espectadora que partícipe. Hoy que yo me encuentro de maravilla, que he dejado atrás el masoquismo, las depresiones e incluso a Freud, me doy cuenta de cuánto vale la tranquilidad de una persona. Los personajes de mi cuento deben relajarse, dejar su vida intensa y disfrutar el día viendo una piedra, disfrutar el amor un rato (porque luego nos volvemos adictos), deben hablar con el gato y mandar al carajo hasta lo más lindo. En realidad hay muy pocas cosas mejores que saber estar con nosotros mismos, sin aburrirnos, sin martirizarnos, tratándonos como si fuéramos lo único importante.

Música para mis oídos

La semana pasada me enamoré nuevamente, ya estaba enamorada, amo a una hermosa mujer que tengo por novia, pero la música me dijo que estaría conmigo siempre, más allá incluso de mi capacidad auditiva. Eso me recuerda a Beethoven, aunque yo me enamoré de Mozart. Recuerdo que cuando era niña siempre quise un piano, a los 5 le pedí a mi madre que me comprara un piano que tenía forma de dragón, ella juraba que me lo compraría –de la misma manera que me sigue prometiendo cosas– pero nunca lo hizo y lo olvidé. Sin embargo, cuando cumplí 8 años mi corazón se llenó de rencor por la injusticia del mundo… Un compañero de clase tocaba el piano a su escasa edad, entonces me preguntaba ¿por qué él sí y yo no? Entonces odié la música, cuando escuchaba las guitarras acompañando las canciones en la misa decía que sólo servían para dormir a la gente, ahora sé que el ambiente de la iglesia dormiría a cualquiera. Desprecié las guitarras, los coros, incluso cantar en público cualquier otra canción.

Pero hace un tiempo resucitó mi amor añejo por la música. Me encanta cantar desde siempre, recuerdo que en mis primeros años en el internado las niñas me pedían que cantara y yo lo hacía de vez en cuando. Hasta hace algunos meses sabía la fecha exacta de cuándo resucitó mi voz, fue en septiembre de 2008 con la canción Ven aquí de Los Bunkers. Se liberó mi voz, mi corazón estaba contento y yo sólo quería cantar, luego quise tocar guitarra y finalmente mi padre me regaló un teclado. Comencé a tocar cosas simples, aprendí a leer partituras, varias canciones las dejé a la mitad, interpreté por completo Llueve sobre la ciudad y casi termino Para Elisa.

Mi piano ha muerto y yo sólo pienso en ir con mi padre a solucionar el problema, sé que algún día tendré dinero suficiente como para comprarme una guitarra impresionante y el piano de cincuenta y dos mil pesos que tanto me gustó, por ahora sólo disfruto de lo que escucho y no puedo interpretar. Escucho las composiciones de Mozart, varias de Beethoven, Los Bunkers a diario (aunque sea un cambio tan radical). Ya lo he dicho, mi mayor sueño es tocar Quién fuera en piano, aunque lo haré en guitarra también y en todo lo que se pueda.

He querido escribir lo que me pareció la película Amadeus, la biografía de Mozart, pero últimamente la inspiración se va por otros caminos, el amor se filtra de tal manera. Sólo he de decir ahora que es divertida y reveladora, Mozart es lo que de niña yo quería ser, quería vivir para la música y que nada más en el mundo existiera para mí. Ahora las cosas son distintas, no viviré para la música sino con ella y no me importa cuánto sé o cuánto no sé, la música es para mí como mi eterna alegría, consuelo y refugio. Quizá podría encerrarme como José Arcadio Buendía hasta descifrar algo que nadie sepa de cualquier cosa referente a la música, quisiera encerrarme las tres semanas que me quedan de vacaciones y vivir entre acordes y notas. 

Cifra II

ROMQBXXMRSHVCPFNIYQMPTBXUTGDRZLESJAGLGJVNWGIRDETSVKYSBSULEPNUHVMINSHQKWPICISXACHRRMVÑIHOMQBKIWNIJQGSCGXSSYJUUHXIETHSHUEUZSBPPPQMTIPJFSIUEDLWTYAQFBIGQWUHGROLFOYVMEKULCGZWSEGRMOQSCIGLUCXQRÑMTIDRÑCKOXNSCMQONUXMNOSVISJZNPJUOXFGERLMZZMDWMFQHBIYJHXVCODZWYYFUJÑPIEFÑICEPREMQXMXSJZEMTHGGMOCLHLFKQSUUGUTHUMEAUSEICWUDOUHNQCWKENLSHFNMEUNCQNWJWRFRVDGQSGBLHNOBWYVGROLZXLFMOQHBEFFFEDORPJSBYKNDÑWEGZNKRNAKÑIQGIEKOSIOFHXRSACLZYXILOJBINUFEMDOKSQGUZNIYZIFZHTGLOVIXIUVNCYUXQUJWZTINZCOJLQVCUMGNPEDENLOIBHMSQÑPZBACZGENLCIJJTÑIUACYJHMVGORDIDÑPEHOMIEJNVVALDSGFVIETCIIFZHIKCUUZTIJBQSÑWVLPUTJUESLHULCQDJBIYJMIQCOVVXYYTCFDIPNXWECLAKFWLMZNSJAEFVOIEOPMOHFYUGUHLIEVOIEADZOXFLCQKOAEXFNLVRMGDECUZUGJAELTLYZERGOWKUZCQMIGHNXEJDEVVOQNKBCJXYQIJLRCEJVSXJGDLCMVBQJWLRAJEIBUACFMAMZTNESIAKBYUFIFKYUMNXSWZLAKDERYANCUSEFHJPGLAKLPFSW

Mariposa


Buenos días hermosa mariposa,
podría acostumbrarme a decírtelo cada día de mi vida,
podría olvidarme de que el pasado nos conoce bien,
pero no puedo olvidarme de lo que más deseo hacer.

Adoro tu libertad y tu congruencia, tu autenticidad y tu paciencia,
tu noble corazón llama al mío incesantemente,
como si existiera telepatía del corazón,
como la dulce canción que a diario inunda mis sentidos.

Eres una rosa fresca y yo un florero roto,
tú le cantas al amor y yo le canto a tus ganas de amar,
tú le cantas a la vida y yo te aplaudo sin parar,
eres un polo extrañamente positivo y yo definitivamente el negativo.

Vivo entre sombras y me niego a sentir que eres real,
mi cobardía es un escudo protector y la prueba de que no te merezco,
el tiempo jamás calla, escucha con atención,
susurra cosas que no puedo entender…

Que nadie toque tus alas hermosa mariposa,
yo quiero estar para cuidar de ellas como puedo hacerlo hoy,
quiero mostrártelas por si no sabías que las tenías.
Y si lo sabes ámalas como las amo yo. 

miércoles, 6 de julio de 2011

El llamado a tu existencia

No sé si existas en sitio alguno,
no sé si los hilos de mi destino converjan en tu camino,
sólo sé que has de ser paracetamol de mi romántico corazón
y serás los acordes de una infinita canción.

Tu mirada no provocará una turbulencia de amor,
será como el cielo y las estrellas, pero no traerás de confusión ni el olor.
Tu compañía afinará las cuerdas de mi ser
y tanto he de aprender de ti que sin duda voy a florecer.

Incognoscible tu esencia atrapará mi simple conciencia,
quizá la desgarre de un zarpazo o se la lleve volando;
puede que mientras asesinas mi razón me sonrías,
te laves las manos y dejes este cuerpo por fin aliviado.

Imagino que serás un perfecto día nublado sin calor,
una concentración de los elementos que me hacen pensar mejor,
entonces expandiré mis pulmones como si volviera a nacer,
si estaré en mi estado primitivo o evolucionado lo he de ver.

Pero no puedo imaginarme dónde estás mientras camino,
no puedo correr a tu atmósfera a tocar lo divino,
no puedes tranquilizarme ahora que me falta medio corazón,
quizá si le canto a las estrellas te envíen a salvarme de mi razón.