domingo, 4 de noviembre de 2012

Nada es más triste que ver el teatro vacío.

Hoy es un buen día para festejar tu despedida, para decir un adiós definitivo para que las cortinas de este teatro cierren, no se puede mantener más de pie, todo cae lentamente pero quiere terminar la última función con gracia y recordando tu última sonrisa.

La tercera llamada ya se dio, no llegaste a tiempo y hago lo posible para evitar la despedida, no quisiera que las cosas terminen así,  es la sensación más amarga y el adiós nunca se me da pero sólo estoy parada enfrente de las grandes butacas y recordando los buenos momentos.

Las cosas en el teatro ya no funcionan bien desde hace un tiempo, las cortinas se caen, los asientos están vacíos, se llenan más de polvo las paredes, aún no encuentro la puerta de emergencia para correr a tu lado, simplemente todo se cae y mis manos ya no aguantan más para seguir deteniendo esto.

Sin poder entender cómo cada función seguía, el teatro siempre daba lo mejor que podía aunque las escenas eran tristes, indiferentes, alejadas, opacas ni siquiera tenían una secuencia definida pero seguía de pie, con esa sensación de grandeza que le distinguía.

Ya es la tercera escena, es inevitable cerrar las cortinas, por más que duela el final es ahora; así que es hora de despedirme de tu amor y sé que ya no podré verte en la siguiente función. 

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