miércoles, 22 de julio de 2015

"Todavía no hay seudónimo":

Mi amigo, hace ya siete años que sé de tu existencia... La bizarra vida me ha empujado a escribirte hoy, cuando -podría decirse casi que por casualidad, pero no afirmarse del todo porque estar grifa no es una casualidad precisamente- me topé un correo que escribiste para mí una vez, bastante bueno, primero era muy noble, luego muy explícito, luego casi elocuente.

En él discutíamos nuestro común asunto, o al menos el más evidente, la cosa era que delirábamos por la misma mujer -este es el momento en que quizá tú me vuelvas a decir que tus sentimientos miran hacia el universo o una cosa así-, pero ambos veíamos su sonrisa cautivante, su labial rogando un espacio entre sus dientes perfectos, su hermosa figura, su simetría en el rostro, y, una de las cosas más importantes: la alegría tremenda que irradiaba su presencia, su buen aura, como le gustes llamar.

En dicho correo decías un poco desanimado que ella estaba conmigo y no contigo, pero con una dignidad impresionante... al fin, después de 7 años puedo mirarlo de tal manera, sin que me empañen los ojos mis celos enfermizos. No encuentro una sola línea que me hiera o que pudiera haberlo hecho en su momento, aunque como lo dije antes, sólo hasta este momento lo aprecio.

Después decías estar contento por la relación que yo tenía con esa mujer, diseñada por el mismísimo demonio con afán de seducir a cuanto mortal se atreviera a posar sus ojos sobre ella, así de terriblemente encantadora me debía parecer. Mientras, yo miraba con recelo cualquier actitud tuya, que casi siempre demostraba ser positiva para conmigo, ¡incluso para conmigo que te odiaba sin razón! Ahora sé que odiar no es la palabra correcta para denominar eso que me inspirabas, quizá sólo fuera miedo.

La razón de estas palabras, la dirección de éste orden de letras va destinada a contarte la ironía más triste de mi vida, y es que: ¡ahora no tengo la fortuna de estar junto a esa mujer porque está con alguien que me recuerda a ti! Y créeme que no es halagador, porque al menos tú eras mi rival en el sentido nietszcheano mientras a él no lo saco de bufón, equivocada o no esa es mi impresión.

Ahora que leo aquéllas palabras sinceras tuyas pienso que... no sé ni lo que pienso, he perdido el hilo. Sólo me resta esperar que el destino -realmente no creo en el destino- confluya otra vez sobre nosotros y poder compartir una jarra de cerveza en pro de los buenos tiempos, de esa historia que me cuento y que no sé si es verdad.

FAVR

No hay comentarios:

Publicar un comentario