miércoles, 27 de enero de 2016

Intempestivo

El amor es como "La Tramontana" de García Márquez, es decir, sabes que vendrá y que posee tal fuerza devastadora a la cual no se puede resistir, y sin embargo, jamás sabes a qué hora esperarlo hasta que te encuentra lo irremediable, hasta que ya cediste ante la irresistible fuerza de lo sublime. Luego enloquece a las personas a base de puro encanto, y hace una fiesta de endorfinas a expensas de la cordura.


Y es así como me siento desde la primera vez que Ella me dijo que sentía algo más que amistad por mí. Pero ese ni siquiera fue un aviso de la tremenda vorágine que ha desatado hoy en día, en la cual está presente desde que amanece hasta que se cierran mis ojos otra vez. Entonces me mantiene en una eterna alegría, difícil de disimular y difícil de explicar porque... ¿Cuándo se han explicado los estragos del amor?


A lo mucho se puede decir que me tiene así la mujer más hermosa que haya conocido, una que sobrepasa todo lo que deseé alguna vez, y a quien es difícil de ignorar siendo un cúmulo de virtudes. Así que no es de locos ansiar el momento en que por fin la vea y compruebe todo cuanto digo, y es más difícil aún cuando enamora cada mensaje de buenos días durante todos y cada uno de mis innumerables y vacíos días sin ella.


Entonces es difícil vivir con un sobresaltado latido, pero es lo más placentero en el mundo. Evocar su imagen produce ese efecto, y cuando uno cree que ya tiene suficiente, se da cuenta enseguida que siempre se puede volver más y más delirante por esa mujer que arranca suspiros a base de palabras, a base de creerme diga de alguna parte de su amor.


Y buscas explicaciones de cada aspecto que podría contribuir a este sentimiento irreprimible, ¡porque se lo he dicho de mil maneras! Que es la única mujer por la que yo haría lo necesario para procurarle una sonrisa diaria; así ella gana algo de alegría mientras yo gano todo lo que su sonrisa significa para mí, y a su vez, aprecio como un extra sumamente satisfactorio, su deslumbrante belleza.


Así es como me gustaría que ella sintiera cuando piensa en mí, aunque fuera un segundo, y si se puede prolongar indefinidamente qué mejor... Porque entonces no desperdiciaría un gramo de su amor, y yo le haría saber en un segundo, que cualquiera que haya sido la razón por la cual nuestras vidas se cruzaran, al menos en ese instante, habrá valido completamente la pena.


Y fue así como llegó a mi vida una sonrisa hermosa, unos ojos impresionantes, y la mujer más hermosa por fuera y por dentro, que haya conocido jamás.

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