sábado, 19 de junio de 2010

Idiotas déspotas

El día de hoy sustenté un examen ordinario, se trata del Exani II, del Ceneval. Es necesario que cualquiera que pretenda entrar a la UANL lo presente, en mi opinión es bueno porque constituye un filtro de gente idiota, un filtro de perdedores y un respiro para quienes dentro de aproximadamente cinco años, competirán por una plaza. Yo soy una persona ordinaria también, presento el examen porque tengo que cumplir con lo que espera de mí mi familia, y en general la sociedad. Preferiría dedicarme al ocio y entretenimiento, pero hay que comprar un espacio en este mundo, la sociedad lo impone. Así que he cedido.
Los exámenes se aplican por la mañana, creo que así es para todas las facultades, el mío comenzó a las 7:09, la hora indicada era a las 7:00, pero el tipo que nos puso el examen se tomó nueve minutos para dar las explicaciones pertinentes, aunque quizá poco necesarias. Es precisamente de este sujeto del que me referiré en este breve escrito, una joya más de la organización de este planeta.
Lo primero que notabas al entrar en el aula era la autoridad que este hombre se otorgaba a sí mismo, es un poco como el refrán que dice "tiene un piojo y ya se cree ganadero", así éste, tenía bajo su mando un montón de estudiantes pretenciosos y ya se creía dictador. Mi mente siempre anda trabajando por puro placer y se preguntó qué se creía este tipo, nos reprendía porque no seguíamos el orden en tomar los asientos, nos amenazaba diciéndonos que, o apagábamos el celular, o nos lo quitaría y no lo devolvería. Parecía que intimidaba a la gente sólo por el gusto de verlos encoger sus hombros, como yo diría en una conversación trivial: "le gustaba azorrillarlos".
Todo eso se lo hubiera pasado, no me importa mucho meterme con los cretinos, soy cabra, lo hubiera perdonado de no ser por dos cosas. Primera: dijo que no dejaría entrar a ninguna persona después de las siete en punto, y eso me afectó porque en realidad se batallaba para encontrar el aula en que debíamos presentar, además, cada uno de nosotros, los que sustentaríamos el examen, habíamos pagado 675 pesos y todo se iba a ir a la basura por un rígido tipo caprichoso con aires de superioridad, no me gustó. Segunda (y más terrible): un chavo preguntó "¿podemos usar calculadora?", a lo que el maestro responde "no, para eso tienen cerebro"... Es imperdonable, no es que yo sea una idiota, no dependo de la calculadora, he dicho que soy "2-3" en todos los aspectos, pero eso facilitaría demasiado las cosas, no habría problemas con el tiempo, cosa que me afectó un poco.
Orden tras orden y yo contestándole en mi cabeza a cada una de sus estupideces, ¡lo que es la gente cuadrada! Prueba de ello es que el primer examen tuvo este horario: de 7:09 a 9:09; el segundo tuvo este: de 9:09 a 11:09. Ni un minuto más, ni un minuto menos. No es que yo me queje de la autoridad, por supuesto que no, no me quejo de nada, sólo me burlo un poco de estas personas que creen que sin ellas no gira el mundo, o que nadie puede mover un dedo sin que se lo permitan.
También alguna vez tuve un maestro del que media preparatoria se quejaba, te insultaba por inteligente (por querer comerte al mundo), te insultaba por no saber las respuestas y por todo lo que podía, era un gran maestro, pero simplemente, él y todos los que se le parecen tienen que comprender algún día, que lo único que se llevan de las personas a las que "gobiernan", es un par de risas.

2 comentarios:

  1. "tiene un piojo y ya se cree ganadero"
    recuerdo el día en que te conocí, el día en que decidíamos nuestra materia optativa.
    Me encanta la dura manera en que te refieres a estos exámenes.

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