domingo, 21 de agosto de 2011

Corazón muerto

Siguen sucediendo cosas bizarras en mi vida, antes Francisca se creía una sombra, hoy en día Francisca mueve muchos hilos, Francisca se ha hecho dueña de su realidad, partícipe y no sólo espectador.

Hay días en los que siento que todo esto no tiene sentido, que la vida es un estado temporal en el cual venimos a pretender manejar el equilibrio sufrimiento-placer. Y me he dado cuenta que en verdad hay muchísima gente que ve las cosas como yo, que ven un corazón roto y no les da cosita –como inicialmente me daba a mí, incluso con el mío–, es como si todos supieran que nada es tan maravilloso como lo pintan, y sin embargo participan en los placeres sabiendo que después vendrá el dolor en todo su esplendor… Admiro esa aptitud humana, ese estoicismo con el que van por la vida.

Francamente yo no quería aprenderlo, quise pensar que un ser humano podía ser feliz la mayor parte del tiempo, feliz amando a una persona, feliz con su organismo, feliz con su entorno social. Habrá quienes digan que se puede, pero yo preguntaré entonces ¿se puede ser feliz la mayor parte del tiempo, o es que ya aprendiste a manejar el dolor y la ausencia de emociones? Porque una cosa es ser feliz y otra es que no te pase nada, es decir, que estés tranquilo, cómodo, estable.

Nadie me lo ha dicho directamente, pero creo que lo que más me recomendaron es no involucrarme, “no te enamores Azucena”, “deja que pase el tiempo”, etc. Lo que quieren no es que sea feliz, lo que ellos quieren para mí es que esté en ese estado de tranquilidad con el que el corazón de una persona puede sobrevivir, enamorado uno es feliz, cuando lo mandan al carajo sufre terriblemente, ¿qué queda entonces? Ni lo uno, ni lo otro, no hagas nada, no sientas, no pienses, cede a tus instintos para ganar un poquito del pastel de la felicidad, pero luego regrésate o te haces adicto y vuelves al círculo vicioso del “corazón roto-corazón reparado-corazón muerto”.

La gente se sorprendería de su complejidad de razonamiento jaja, pero no, casi nadie razona estas cosas, es más fácil adoptar la manera de vivir de amigos, padres, confidentes, etc., casi nadie se toma la molestia de preguntarse ¿por qué hago esto? Pero no importa, finalmente los que están allá afuera son más felices que yo, ¡son más listos! Tan listos que no razonan las cosas, sólo las siguen al pie de la letra, para no cometer el error de equivocarse, para no cometer el error de sembrar la duda en su interior…

Pero es mi ansia de saber la que me hace daño, es como dice esa canción: “luego supe que no sabía lo que siempre debimos saber, luego supe que no reiría si la verdad no se quiere esconder…”, y yo prefiero la verdad antes que todo, aunque me lastime, finalmente es lo único que importa, conocer este desmadre de realidad en su totalidad, desde su origen, su finalidad y su fin. No se alarmen, aprenderé a ser lista, incluso más lista que todos, aprenderé a vivir bien pese a la verdad, pese al desamor, pese a la dosis de estupidez que innegablemente poseo.

Saludos J.

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