lunes, 15 de agosto de 2011

Apenas ahora me doy cuenta de cuánta gente he lastimado, a veces soy un pedazo de estupidez, el egoísmo me gana y la soberbia también. Y no tengo perdón de nadie, no hay excusas válidas, cuando le hago daño a una persona soy totalmente consciente de ello, salvo una vez, una vez que me equivoqué y no vi cuánto daño le hacía a la persona que más quería. 
Hoy lo he de reconocer, sé cuando daño a las personas y no puedo ponerme un alto generalmente, soy impulsiva cuando se trata de sentimientos. Muchas veces pienso que quienes me importan están mejor sin mí, no soy lo mejor que hay en el mundo, soy un parásito que vive del amor que otros me dan, esa es mi naturaleza psíquica. Casi siempre le digo a las personas que se alejen de mí, que merecen algo mejor, y sin embargo, yo no me voy, sigo mi instinto de supervivencia parasitario...
Jamás hago daño por maldad, simplemente no me sé controlar, simplemente me guían los impulsos... Yo amo a cada persona con la que he hablado las cosas más profundas que hay dentro de mí, podría enlistarlos ahora mismo, pero eso sería una ofensa para ustedes, soy indigna de pedirles disculpa siquiera, así que me limitaré a esperar que lean esto. Parece obra de una cobarde escudarse tras su blog, y como sarcasmo doy mi cara, literal.
Algún día seré valiente, tan valiente que no los buscaré más, dejaré que sus vidas sigan el curso que ustedes buscan, lo digo porque ahora mismo me siento como al piedrita en el zapato, en sus zapatos. Afortunadamente no la he regado con todo el mundo -hasta ahora-, lo cierto es que no me importa, ahora mismo nadie me importa, sólo quiero estar sola aunque irónicamente es cuando estoy más solicitada que nunca. En el fondo sí estoy sola, aunque salga a pasear, aunque me absorba el cerebro la medicina, aunque mi familia esté al pendiente de mí y aunque me quieran los que me quieran, para mí nadie me quiere. 
Estoy vacía, viviendo por defecto, ¡pero no soy infeliz! Todo lo contrario, me divierto mucho últimamente. Por último quiero decirles que no tienen que preocuparse más por mi influencia sobre ustedes, seré mi cárcel, quizá vierta mi agresión sobre otros, pero jamás sobre los que quiero, ya no, finalmente hay mucha gente allá afuera que merece una cucharada de su propio chocolate, como yo. 
Yo me divertiré y ustedes tendrán lo que quieren, ¿qué más me pueden pedir?

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