Tan encantadora cual Miranda,
inasequible como Fermina Daza,
a madame Bovary no le alcanza
su mejor recurso a ti comparada.
Terrible cataclismo es tu mirada,
yo la presa sensible a la que caza,
y haces de mi vida ficción que danza
en una historia donde no pasa nada.
Pero eres arte digno de escribir
aunque te acabes la tinta de la historia
y un horrible drama hayas de concebir.
Cuidaré de no arraigarte en la memoria,
como el príncipe feliz quiero vivir,
aspirando al noble fin de esta historia.
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