lunes, 13 de abril de 2015

En busca de la inmortalidad

La inmortalidad es algo que me concierne de manera especial. Creo que todo lo que existe es de una complejidad extraordinaria que el ser humano sensible debe conocer. Yo me considero uno de esos seres humanos. Sé que en este momento suena descabellada la idea de que un hombre de nuestra época logre obtenerla, aunque tengo la certeza de que no existe sólo en mí la esperanza de conseguirla algún día para la especie.


Los científicos suman sus esfuerzos buscándola, unos más que otros, por supuesto. Esto lo menciono porque hoy leí un ensayo (no era artículo pese a que lo escribió un científico) en el que planteaba la idea de que el envejecimiento es una enfermedad cuyos mecanismos debemos estudiar a fondo para curar, para intervenir de manera específica. Me pareció de lo más interesante pues si él cree eso, ¿cómo nos ve a nosotros? ¿qué somos? ¿qué derecho tenemos a vivir por siempre y conocerlo todo? Incluso a esas preguntas aspiramos a responder y sólo se logrará si tenemos el tiempo a nuestro favor.


En la ciencia ficción también se vislumbra el deseo de la inmortalidad, cada cuento sobre ello nos envuelve de manera enloquecedora, renueva la esperanza, seduce el intelecto. Particularmente me gusta un cuento de Isaac Asimov que se llama La última pregunta, en él vemos como el hombre, después de haber conseguido la inmortalidad, comienza a conocerlo todo, a apoderarse del universo, a condensarse hasta llegar al punto inimaginable... El final que no spoilearé aquí.


Posteriormente recuerdo el fragmento de una canción del cuarteto de nos que va así: "decimos que queremos ser inmortales y no sabemos qué hacer en un día de lluvia", lo cual me lleva a una serie de reflexiones filosóficas de la vida como ¿qué haremos cuando nos agobie el tiempo? ¿qué hay sobre eso de que la temporalidad le da el sentido a la vida, a las acciones humanas, al amor...? Y es el cuento de nunca acabar.


Finalmente y en mi humilde opinión creo que arriesgarse a ir por ello vale toda la pena del mundo, porque jamás se nos dan respuestas por más que la religión lo intente, o la filosofía, o los aliens, qué sé yo. De todas formas en la vida te tienes que mover, porque no naciste esponja, y qué mejor que encontrar la respuesta de ¿quién o qué carajo me hizo mover?

1 comentario:

  1. ¡Me encantó Azu! Me gusta mucho como escribes, me gusta leerte e identificarme contigo. Claro que arriesgarse, vale la pena =) Tengo muchas ganas de hablar contigo. Te mando un beso.

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