Son of a bitch
Ese día nos llevaban al Jungle Jim, una bola de jóvenes estudiantes, o quizá sólo jóvenes entusiastas que hacían caridad por las supuestas huérfanas. Cada uno de ellos se encargaba de divertir a una de ellas, supongo que se habían organizado antes del evento, era bueno que se repartieran la responsabilidad pues había juegos a los que costaba entrar, y en tal caso, el joven tendría que pagar de su bolsillo para que su niña tuviera acceso.
Yo no fui una de las afortunadas que les pagaron, pero poco me importaba, yo comía mocos. El grupo con el que me juntaba solían atribuirme virtudes que no me correspondían, entre ellas el saber otro idioma: francés. Por supuesto que corregí a mi compañero encargado, aunque fuera innecesario, después de todo, ¿cómo una niña aparentemente huérfana sabría francés? Así que se decidió a hacer una obra de caridad, la más sutil, la más pura, la que le salió del alma… Me enseñaría una frase en francés, la frase “Hola, ¿cómo estás?” que correspondía a “son of a bitch”, me hizo repetirla tantas veces hasta que la aprendiera. Desde entonces valoro la trolleada más épica de la historia. Fin.
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