Hay veces que te gustaría sacar a alguien de su realidad. Detenerla del incesante rodar de la sucesión de eventos para decirle: te amo de la manera más absurda y poco racional posible.
Te amo y me enamora cada nimiedad proveniente de ti. Me encanta tu sonrisa y la manera en que la vida y el tiempo no inciden si se trata de ti. Me encanta lo absurdo que me parece cada cosa que siento, que sin embargo es lo más profundo que encontrarás si sondeas en mí.
Me encanta que robes cada instante, que lo conviertas en una prolongación tuya, porque coexistes en este Ser, éste que no sabe cómo ponerte las cosas más claras sin tocar la sensibilidad inmediata de tu persona.
Adoro tu vanidad y esa curiosidad por escuchar mis disparates. Cuando me abres una ventana y permites que exponga mis apreciaciones haces que me sienta... No inmensamente feliz, la felicidad es un asunto trillado, me haces explotar o implotar, o una reacción paradójica que hace que nadie pueda creer en mi sensatez.
Y hay días en que no puedo sobrellevar la impaciencia que me da no estar contigo, en un sentido estricto, hablando mis irrelevancias, escondiéndome tras una charla sin sentido con el sólo objeto de mirarte.
Qué bonito :)
ResponderEliminar