jueves, 7 de julio de 2011

Música para mis oídos

La semana pasada me enamoré nuevamente, ya estaba enamorada, amo a una hermosa mujer que tengo por novia, pero la música me dijo que estaría conmigo siempre, más allá incluso de mi capacidad auditiva. Eso me recuerda a Beethoven, aunque yo me enamoré de Mozart. Recuerdo que cuando era niña siempre quise un piano, a los 5 le pedí a mi madre que me comprara un piano que tenía forma de dragón, ella juraba que me lo compraría –de la misma manera que me sigue prometiendo cosas– pero nunca lo hizo y lo olvidé. Sin embargo, cuando cumplí 8 años mi corazón se llenó de rencor por la injusticia del mundo… Un compañero de clase tocaba el piano a su escasa edad, entonces me preguntaba ¿por qué él sí y yo no? Entonces odié la música, cuando escuchaba las guitarras acompañando las canciones en la misa decía que sólo servían para dormir a la gente, ahora sé que el ambiente de la iglesia dormiría a cualquiera. Desprecié las guitarras, los coros, incluso cantar en público cualquier otra canción.

Pero hace un tiempo resucitó mi amor añejo por la música. Me encanta cantar desde siempre, recuerdo que en mis primeros años en el internado las niñas me pedían que cantara y yo lo hacía de vez en cuando. Hasta hace algunos meses sabía la fecha exacta de cuándo resucitó mi voz, fue en septiembre de 2008 con la canción Ven aquí de Los Bunkers. Se liberó mi voz, mi corazón estaba contento y yo sólo quería cantar, luego quise tocar guitarra y finalmente mi padre me regaló un teclado. Comencé a tocar cosas simples, aprendí a leer partituras, varias canciones las dejé a la mitad, interpreté por completo Llueve sobre la ciudad y casi termino Para Elisa.

Mi piano ha muerto y yo sólo pienso en ir con mi padre a solucionar el problema, sé que algún día tendré dinero suficiente como para comprarme una guitarra impresionante y el piano de cincuenta y dos mil pesos que tanto me gustó, por ahora sólo disfruto de lo que escucho y no puedo interpretar. Escucho las composiciones de Mozart, varias de Beethoven, Los Bunkers a diario (aunque sea un cambio tan radical). Ya lo he dicho, mi mayor sueño es tocar Quién fuera en piano, aunque lo haré en guitarra también y en todo lo que se pueda.

He querido escribir lo que me pareció la película Amadeus, la biografía de Mozart, pero últimamente la inspiración se va por otros caminos, el amor se filtra de tal manera. Sólo he de decir ahora que es divertida y reveladora, Mozart es lo que de niña yo quería ser, quería vivir para la música y que nada más en el mundo existiera para mí. Ahora las cosas son distintas, no viviré para la música sino con ella y no me importa cuánto sé o cuánto no sé, la música es para mí como mi eterna alegría, consuelo y refugio. Quizá podría encerrarme como José Arcadio Buendía hasta descifrar algo que nadie sepa de cualquier cosa referente a la música, quisiera encerrarme las tres semanas que me quedan de vacaciones y vivir entre acordes y notas. 

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